Artículo recibido el 28 de abril y aceptado el 5de junio del 2017.
Resumen
El presente trabajo tiene por objetivo conocer cuáles son las problemáticas que afrontan las organizaciones locales; cuáles son los flagelos que el narcotráfico impone día a día y cómo se inscriben distintas prácticas con resultados que cuestan vidas de jóvenes, teniendo en cuenta el periodo 2010-2016. Específicamente el estudio se enfocó en el barrio Empalme Graneros, ubicado en el Distrito noroeste de la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe, Argentina. Este territorio por diferentes razones ha sido y está siendo el escenario de fuertes disputas por el control de la tierra y de las actividades económicas, educativas y sociales que allí se establecen. La metodología de análisis de la problemática es de carácter cualitativo y se basó en entrevistas, así como en la revisión de fuentes primarias y secundarias. Luego de lo investigado se pueden vislumbrar cuestiones fundamentales para tener en cuenta en una futura intervención.
Abstract
The objective of this paper is to identify the problems faced by local organizations; What are the scourges that drug trafficking imposes day by day and how are inscribed different practices with results that cost lives of young people taking into account the period 2010-2016. Specifically, the study focused on the neighborhood Empalme Graneros, located in the northwest district of the city of Rosario in the province of Santa Fe, Argentina. This territory for different reasons has been and is being the scene of strong disputes, for the control of the Land and the economic, educational, and social activities that are established there. The methodology of analysis of the problem is qualitative and was based on interviews, as well as on the review of primary and secondary sources. After the investigation can be glimpsed fundamental issues to consider in a future intervention.
Introducción
En los tiempos que corren en América Latina, uno de los primeros temas de agenda para los gobiernos es el narcotráfico y las consecuencias que produce sobre el espacio público. Mucho se ha dicho sobre qué debe hacerse, muchos métodos se han impuesto en distintos países, y famosas recetas se han intentado aplicar frente a la desesperación de los gobernantes de turno; quienes a su vez disipan responsabilidades entre sí, alegando culpas y compromisos que deberían asumir otras jurisdicciones acerca del planteo multinivel que adopta la temática.
El debate, a su vez, ha generado polémicas con cuestiones como la diferencia planteada entre países productores de drogas y países consumidores; como por ejemplo la medida llevada adelante por el gobierno de Uruguay, que legalizó el consumo y la producción de marihuana para, entre otras cosas, poder controlar su venta y desincentivar el negocio clandestino, lo cual sigue siendo tema que causa controversia.
Los jóvenes de los barrios populares a lo largo de América Latina se encuentran excluidos, estigmatizados y empobrecidos, como resultado de la sinergia de una conjunción de hechos, entre los que podemos nombrar: aumento de la urbanización, falta de leyes reguladoras del uso de la tierra, las políticas neoliberales aplicadas en la década del ’90, que afectaron en esa dirección a algunos países más que otros, lo que provocó a grandes rasgos el aumento de la segregación residencial y la dificultad del acceso a la tierra, lo que terminó llevando a un aumento numérico de los grupos sociales marginados.
El recorte analizado, 2010-2016, no es aleatorio sino que reconoce el año en donde las tasas de muerte por cada 100.000 habitantes fueron las más altas de la historia de la ciudad. Durante 2013 se produjeron 261 muertes, duplicando las tasas de San Pablo (Brasil) y de Ciudad de México; lo que resulta una tasa de 22 muertes cada 100.000, habitantes superando cuatro veces la tasa a nivel país, la cual es de 5,5 (Clarín, 2014).
Reconociendo esta pluralidad de situaciones, es correcto señalar que las respuestas a ¿cómo habitar los espacios públicos? y ¿quiénes habitarán esos espacios?, no se reducen exclusivamente a un asunto de cantidad de viviendas, sino que implican aportar al desarrollo de condiciones que habiliten accesos seguros, oportunos, exclusivos y equitativos a los espacios públicos para todos aquellos grupos e individuos que manifiestan algún tipo de necesidad.
El presente trabajo está dividido en las siguientes etapas: un recorrido teórico para especificar cuáles son las conceptualizaciones que nos resultan relevantes para entender el tema; una breve descripción del barrio seleccionado; el análisis del caso particular, inmiscuyéndose en lo cotidiano de este; y algunas consideraciones finales a modo de cierre.
1. Marco Teórico
Respecto del tema tratado es menester citar al antropólogo Gonzalo Saraví, quien explicita la intención abordada en este trabajo de una forma clara:
“El barrio como espacio de integración social se asocia a la noción de ser el primer encuentro público al abrirse la puerta de lo privado. […] El espacio público será el lugar donde tienen lugar los encuentros, interacciones y relaciones sociales locales pero los rasgos que asumen estas prácticas sociales están definidos por las características de la vida pública local y dependen de ellas. Por un lado, la esquina, la placita, el parque, el quiosco o la tiendita, la puerta de la escuela o el club, son espacios públicos donde el barrio se manifiesta”, (Saraví, 2004, p35).
Por otro lado, las sensaciones que se vivan en ese espacio serán las formadoras y constructoras de/los tipo/s de relaciones que se establezcan en esos suelos. Podemos nombrar algunas de ellas: seguridad o inseguridad, ayuda o antipatía, violencia o solidaridad. La importancia está dada en cómo pensar esos espacios comunes si solo los consideraremos lugares de tránsito o espacios donde se pueda crear desde la diferencia.
Cuando aumentan los valores de las tasas de homicidios y la tasa de victimización de los vecinos, y se investigan sus orígenes, se debe tener presente el análisis de la Violencia Urbana, donde los delitos más comunes son contra la propiedad, conflictos entre barras-bravas, las bandas “narco”, las luchas sindicales, el vandalismo y las ocupaciones ilegales, entre otras, (Carrión, 2008).
La calle, desde la perspectiva de los jóvenes, es un lugar donde socializan. La ausencia de oportunidades y expectativas de movilidad social genera entre ellos no solo sentimientos de incertidumbre y frustración, sino también una profunda crisis de autoestima e identidad (Saraví, 2004). Es en ese lugar, muchas veces un lugar de frustración, donde muchos jóvenes son captados para trabajar en el narcotráfico, siendo avasallados por la desigualdad y las necesidades.
En el contexto de este trabajo, que ha sido enfocado en la violencia urbana y juventud en Empalme Graneros, de la Ciudad de Rosario, Argentina, es menester comenzar por definir y marcar el periodo en el cual una persona es considerada “joven”. Demográficamente, según la Organización de las Nacionales Unidas para la Educación, la Ciencia y Cultura, ese periodo abarca desde los 16 a los 24 años de edad1. Es un periodo que está marcado, en el mejor de los casos, por el ocio, el disfrute y la vida “sin obligaciones”.
Es necesario visualizar que este grupo etario no forma un colectivo homogéneo y que no hay una única forma de transitar esa juventud, sino que ello estará definido por las situaciones socioeconómica, cultural y de género, que determinarán cómo y en qué grado las personas jóvenes son susceptibles al riesgo social y a la definición de su vulnerabilidad. Existirán, por lo tanto, múltiples dinámicas de las cuales serán parte esas juventudes, que les permitirán participar de la sociedad de una u otra forma. Aquí veremos una manera particular de vivir esa juventud, particularmente en el territorio de Empalme de Graneros.
Por otro lado, debemos señalar que el narcotráfico nos refiere a un tipo de crimen organizado, que ha pasado a ser un problema de orden nacional debido al aumento de la comercialización de estupefacientes ilegales y las muertes que trae aparejadas esta actividad. La producción y distribución de drogas en América Latina ha estado relacionada principalmente con el tráfico de cocaína y sus derivados, la marihuana y la heroína, (Pontón, 2013). Estas prácticas ilegales se han incrementado, en las ciudades latinoamericanas, en los suburbios rodeados de pobreza. Y es en este contexto y relación, en el cual se desarrolla el presente trabajo.
2. Metodología
Para esta investigación de orden cualitativo se realizaron entrevistas a referentes barriales y a jóvenes que atraviesan por la problemática. Las entrevistas fueron posibles a través de la participación de esta autora, en el taller de Género de la Biblioteca Empalme Graneros, que lleva adelante desde 2016 a la fecha. Este periodo permitió observar de cerca la violencia urbana y de género que producen todo tipo de relaciones al interior del barrio.
Durante el primer semestre de 2016 abordamos el barrio Empalme Graneros realizando encuestas de victimización para el Observatorio de Convivencia de la Ciudad de Rosario, para luego realizar un informe sobre la inseguridad y su percepción en los barrios rosarinos. Sumado a esto, realizamos una recopilación documental y revisión de periódicos. También se realizó una observación directa y participante de las Asambleas Barriales, llevada a cabo en el segundo semestre de 2016 en el Distrito Noroeste de la ciudad de Rosario, con localización en Provincias Unidas 150 bis.
Debemos hacer presente que nuestra investigación es de tipo exploratoria, lo cual nos brinda una visión general de tipo aproximativo respecto de una determinada realidad no estudiada. Este tipo de investigación se realiza especialmente cuando el tema elegido ha sido poco explorado y reconocido y tiene carácter de novedoso. A su vez con entrevistas semiestructuradas y revisión bibliográfica de documentos de las mismas instituciones nombradas, periódicos y escritos científicos generados por académicos, se intentó realizar una labor descriptiva sociodemográfica y económica del barrio, para resaltar algunas características fundamentales de conjuntos homogéneos de fenómenos, utilizando criterios sistemáticos que permitan poner de manifiesto su estructura o comportamiento. De esta forma se pueden obtener las notas que caracterizan a la realidad estudiada.
3. Análisis y descripción del Barrio
La ciudad de Rosario cuenta con 948.312 habitantes, de los cuales el 52.5% son mujeres y el 47.5% restante son hombres. La ciudad está dividida en seis distritos, los cuales cuentan cada uno con un Centro de Distrito, donde se busca brindar los servicios públicos de forma descentralizada.
El barrio elegido para el análisis es el llamado “Empalme Graneros”, ubicado en el Distrito Noroeste de la Ciudad. Este barrio cuenta con 43.82 km2, lo que representa el 25% del total del territorio de la ciudad. Está ubicado entre las calles Sorrento al norte, Provincias Unidas al oeste, las vías del ferrocarril al sur y limitando al este con el arroyo Ludueña.
El Distrito cuenta con una población de 176.885 habitantes, de los cuales 91.118 son mujeres y 85.767 hombres. Posee dos seccionales policiales para abastecer el servicio de seguridad: la seccional 17 y la seccional 21.
Por los datos tomados del alcance de cada seccional policial, podemos deducir que el barrio Empalme Graneros cuenta con aproximadamente 60 mil habitantes.
En este opera un gran número de talleres metalúrgicos, carpinterías y fábricas. La mayoría de las familias que se encuentran viviendo en el barrio son empleados tanto del sector servicios como del sector industrial. Cuenta con un importante corredor comercial, ubicado en su mayoría en la calle Juan José Paso.
Su territorio, y por consiguiente sus habitantes, han sufrido a lo largo de su historia grandes inundaciones, debido a los desbordes del Arroyo Ludueña que lo atraviesa2. Por ejemplo, en 1986 sufrió una de las más fuertes inundaciones de la ciudad, que dejó a miles de familias evacuadas y sin sus pertenencias. De ese hecho surgió la organización de vecinos “Un- Ma- In: Nunca Más Inundaciones”, que con sus movilizaciones logró las inversiones necesarias para contener el curso del arroyo; como fue la construcción aguas arriba de la «Represa Aliviadora»3.
Este emplazamiento territorial cuenta con una Asociación Vecinal que lleva el mismo nombre del barrio. Fue creada en 1923: la primera en la ciudad de Rosario. Las asociaciones de este tipo son caracterizadas como organizaciones de base comunitaria, tienen personería jurídica y se mantienen con los aportes que hacen sus contribuyentes; en este caso, los vecinos del barrio. Las actividades que se realizan y los servicios que se prestan tienen como característica un bajo costo para favorecer la accesibilidad.
3.1 Algunas de las actividades en el barrio
Algunas de las actividades que brinda la Vecinal Empalme Graneros son: Talleres de: danzas árabes, yoga, apoyo escolar, gimnasia modeladora, gimnasia para la tercera edad, arte para niños, arte para adultos. Cursos: curso inicial en PC, computación para la tercera edad, crochet, inglés para niños, kung fu, macramé, memoria para la tercera edad, muñecos soft, ritmos, corte y confección, folclore, guitarra, taller de orientación vocacional, taller de radio, tango y peluquería. Cuenta con los servicios médicos de las siguientes especialidades: gastroenterología, urología, cardiología, traumatología, sicología, nutrición, enfermería, fonoaudiología, sicopedagogía, ecografía general y 4D, radiología, podología, flebología, laboratorio, dermatología, alergistas, pediatría, neumología, Ginecología y obstetricia, clínica médica, guardia, odontología, implantes dentales. También desempeñan sus labores los siguientes profesionales: abogados, contadores y arquitectos.
El barrio tiene dos clubes sociales y deportivos: “La Gloria” y “Reflejos”; tres escuelas: “Fray Luis Gonzaga”, “Nº 1319 José Ortolani” y “Nº 456 Carlos Pellegrini”. Cuenta con dos bibliotecas: “Biblioteca Libertad” y “Biblioteca popular Empalme Graneros”.
Se emplazan en su territorio dos Centros de Salud, pertenecientes al plan de Descentralización de la Salud de la Secretaria de Salud de la Ciudad: “Juana Azurduy” y “Centros de salud de Distrito Noroeste.”
En 2010 fue inaugurado el Centro Popular «Luis Cámpora y Noemí Ponce” (pareja desaparecida en la última Dictadura Militar), con actividades culturales y con el objetivo de servir de espacio para estudiantes secundarios y universitarios que necesiten apoyo escolar o alfabetización, colaborar en las actividades vecinales y apuntalar diferentes formas de organización comunitaria de barrio.
En el territorio hay una gama de organizaciones trabajando, desde agrupaciones políticas realizando voluntariados como el “Movimiento Evita”, colectivos religiosos y organizaciones sociales.
Dentro de las respuestas de índole religioso, hace tiempo se encuentra trabajando en el barrio la Hermana Jordán. Desde 1995 trabaja en el barrio Toba, del noroeste de la ciudad, donde a partir de su intensa tarea cambió la fisonomía y la vida del lugar; dado que transformó, por ejemplo, un basural en un lugar habitable. Junto a Cáritas parroquial y con algunas colaboraciones, ella organiza una olla comunitaria diariamente. Consiguió además la donación de tubos de cañerías y así pudo instalar en distintos lugares canillas comunitarias, delineó calles y pasillos, a los que otorgó nombres y numeración. Incentivó a los habitantes del lugar para la realización de tareas de zanjeo y, en un tráiler que le fue donado, instaló un dispensario con el que colaboran médicos voluntarios. Fue también la promotora para la instalación del alumbrado público. Creó tres comedores comunitarios, en los que funcionan también talleres de costura y tejido, se dictan clases de alfabetización para adultos, apoyo escolar para niños y catequesis. Por otra parte, impulsó la formalización de un convenio con la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Rosario, para la atención de quienes viven en el barrio.
Para nombrar a alguna de las organizaciones sociales, podemos demarcar el trabajo de «Madres en Lucha contra el Paco» (Socolsky, 2010), las cuales luchan día a día porque sus hijos no sean «chupados»4 por los peces gordos del narcotráfico, quienes los usan para ser «soldaditos»5 de los bunkers. Otro ejemplo de iniciativa de intervención conjunta es aquel desarrollado por el colectivo Matéricos Periféricos (dedicado a la arquitectura), la escuela Toba Taygoyé, la Vecinal Empalme Graneros, los vecinos y vecinas de los barrios Arroyito Oeste, Industrial, Empalme Graneros y Toba: fue la construcción de un dispositivo espacial para promover la integración de los niños y niñas de los tres barrios. El mismo se realizó a través de actividades participativas e interdisciplinarias con niñas y niños del barrio. El proyecto fue aprobado y financiado por la Secretaría de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), con el nombre “Niños y niñas de Empalme, Arroyito Oeste, Industrial y Toba diseñan y construyen un lugar de integración”.
Por parte del Municipio se encuentra en marcha el Plan ABRE, el cual cuenta con dos ejes fundamentales, «Hábitat e Infraestructura» y «Convivencia y Participación». Respecto de la primera dimensión, se están llevando adelante: tendido de red de agua potable, carpeta asfáltica, tareas de zanjeo, senderos y juegos en un nuevo espacio verde. Durante estos trabajos en el sector referenciado como Los Pumitas, se pintaron y reacondicionaron espacios comunes del complejo habitacional del Fondo Nacional de la Vivienda (FO.NA.VI.), emplazado en el barrio 7 de Septiembre, junto a la escrituración de viviendas y la creación de consorcios, sumado a la instalación de cloacas.
Por su parte, la segunda dimensión ha posibilitado la inclusión de jóvenes en el programa Ingenia y Nueva Oportunidad, la inserción escolar a través del programa “Vuelvo a Estudiar”, el encuentro artístico barrial “Querer, Creer, Crear”. Dando respuesta a lo planteado el pasado año por el líder de la comunidad Qom del barrio, Oscar Ernesto Talero: “Hay que arreglar las calles, no tenemos ni cloacas, solo pozos negros […] Tengo un buen diálogo con todos, pero nunca hemos recibido nada de la Municipalidad de Rosario, y de la Provincia solo recibimos la copa de leche desde que comenzaron a darla en el gobierno de Obeid, eso se mantiene. Del gobierno nacional hemos bajado capacitaciones de planes para jóvenes”, (Abbatemarco, 2014). Notamos una deficiencia en la repartición de servicios públicos, los planes planteados por el gobierno provincial no subsanan los reclamos vecinales.
3.3 Caminando el barrio. Mirando con Caleidoscopio6 sus problemas
Respecto de las dificultades que atraviesan las organizaciones sociales que trabajan en el territorio, podemos decir que están íntimamente relacionadas con las realidades de esos vecinos, algunas de estas son: accesibilidad a los servicios y recursos (como agua, educación, comunicaciones, seguridad, esparcimiento, tecnologías, espacios de participación en decisiones públicas), hacinamientos en las viviendas, precariedad en la construcción de estas, problemas para insertarse en el mercado laboral, desigualdad, exclusión, discriminación y marginación social; factores que profundizan la polarización y la pobreza.
Es relevante tener en cuenta las cifras lanzadas por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina para la ciudad de Rosario; único proveedor de información prestigioso y confiable, ya que los centros de estadísticas nacionales y públicos han sido intervenidos (Gasalla, 2016), debido a sus frecuentes irregularidades. Así, en el informe presentado para el periodo 2010-2016 se ve un aumento de 37.000 personas que ingresaron al conteo de pobreza de la ciudad. Lo que suma 313.000 personas por debajo de la línea de pobreza (Observatorio de la deuda social, Universidad Católica Argentina, 2016).
En relación con las demandas de infraestructura y obras públicas, podemos decir que el barrio carece de obras de pavimentación y de alcantarillado y saneamiento. Esto dificulta el trabajo de organizaciones sociales, ya que los días de lluvia no se puede ingresar a ciertos sectores, debido al barro que se genera.
En este contexto, podemos decir que en la ciudad la comercialización de la droga se hace mediante “bunkers” o casas de venta. Estas están emplazadas en la periferia de la ciudad, donde se encuentran los barrios más vulnerables. Allí reclutan a jóvenes, a quienes ofrecen dinero, armas y prestigio. Estos jóvenes, denominados “soldaditos”, serán los que cuiden las esquinas y los ingresos a las casas de ventas, poniendo en riesgo sus vidas si es necesario. Así, en la búsqueda de identidad, pertenencia y de alternativas de inclusión a un mercado laboral, esta opción no queda fuera de sus expectativas, más allá de que sea una actividad ilegal.
Las organizaciones sociales estatales y no estatales que trabajan en el territorio confrontan sus actividades con esta opción tentadora y de generación inmediata de dividendos económicos para los jóvenes marginados del barrio. Por ello, plantear otras alternativas resulta todo un desafío para aquellas organizaciones.
Las muertes que suceden en las calles del barrio no se limitan a los participantes de las economías delictivas ,ya que el día a día está marcado por tiroteos frecuentes entre bandas delictivas de otros barrios, que disputan la circunscripción de la venta de estupefacientes en el territorio, o entre las fuerzas de seguridad y las bandas “narcos”. Dentro de estos tiroteos quedan expuestos centenares de vecinos que se encuentran en sus actividades habituales. Sumado todo esto, crece el clima de tensión circulante (La capital, 2015).
La problemática del narcotráfico en este barrio ha sido resuelta con la militarización por fuerzas nacionales pertenecientes a Gendarmería, presentes desde 2014 hasta la fecha, ya que las autoridades provinciales informaron no poder hacerse cargo de los efectos del narcotráfico creciente en la ciudad7. La violencia en sus calles proviene tanto de los practicantes de las economías delictivas como de la violencia institucional; es decir, ejercida por las mismas fuerzas del Estado, y es allí donde dejan ver su cara más sangrienta.8 Esta ocupación de las fuerzas de seguridad produce una serie adicional de acciones violentas en un nivel que ya desborda el conflicto comunitario presente en ciertas áreas. Es menester resaltar el cúmulo de causas no resueltas por violencia institucional que se manifiestan por la militarización de la zona. Un caso de referencia en el barrio es el de Mauricio Gómez, de 24 años, quien fue asesinado de dos tiros en un supuesto enfrentamiento, hecho que aún no ha podido comprobarse (Spadillero, 2015).
La militarización de la seguridad pública impide el desarrollo social y las relaciones beneficiosas entre el gobierno y los civiles. Las comunidades, por lo tanto, no solo se enfrentan a bandas criminales, sino también a la violencia estatal diseñada para intimidar y reprimir a los ciudadanos que trabajan para la mejora de la comunidad (Martínez, 2013). Las organizaciones sociales que pretenden acercarse a los jóvenes tienen que escuchar frecuentemente los ataques que reciben aquellos. Si los individuos no pueden confiar en el sistema diseñado para crear orden, una inclinación natural hacia otros modelos de estructura y dirección parece razonable.
La «Seguridad Pública» o la «Inseguridad» constituyen, dependiendo del enfoque, uno de los temas de agenda de todas las ciudades de tal envergadura para la planificación de políticas públicas, ya que en escenarios electorales las oposiciones a los gobiernos de turno usan este tema para desestabilizarlos, generando, mediante los medios de comunicación, que se instaure el temor en el barrio; es decir, movilizar el indicador de “sensación de inseguridad” y lograr que los vecinos piensen, crean y sostengan que la única solución a dicho problema sea la suma de las fuerzas policiales o de control a estos territorios en conflicto.
Es interesante ver cómo fue planteada esta dura problemática al mundo por Ignacio de los Reyes en BBC Mundo. El corresponsal en su informe “Rosario, la ciudad Argentina donde desbordó la violencia” explica: “Mientras, en otro extremo de la ciudad, un laberinto de callejuelas sin asfaltar, llenas de basura y agua estancada, conduce a un búnker, una casa clandestina de tráfico de drogas. Sellada, sin puertas ni ventanas, con apenas un agujero por el que entra el dinero y sale la droga, con un estrecho pasadizo por el que ingresan los asalariados del narco.», (Reyes, 2014).
Frente a las tensiones que se desarrollan en el barrio, por la magnificación y el trato amarillista de la información por parte de los medios de comunicación, los datos9 muestran que el ingreso y despliegue de Gendarmería en la zona de Empalme Graneros no ha solucionado los problemas más enraizados ni los datos estadísticos relevados por la Municipalidad.
Respecto de las cuestiones estructurales, ya sean de orden de infraestructura como de inseguridad y su percepción, es relevante resaltar lo comentado por Hugo Britos, quien es presentador de la movida tropical y radiodifusor de un programa de Radio por el dial 105.7 de la ciudad. Este artista barrial expresa claramente:
Están anunciando nuevas obras cuando todavía no terminaron las de hace 20 años atrás. Los que estamos pegados al arroyo Ludueña tenemos mucho miedo. Solo nos salva el clima por ahora. Estamos rogando a Dios que se puedan terminar las obras. La gente de Empalme vive con el corazón en la boca. Las obras del Aliviador 3 están en un 70% finalizadas. Esperemos que el 30% restante se termine antes de la próxima inundación. Seguimos corriendo peligro. Empalme Graneros es tierra de nadie. Solo se calmó un poco con Gendarmería. Hoy a las 7 de la tarde todo el mundo está dentro de sus casas en Empalme; no hay seguridad. Estamos muy mal, cada vez tenemos menos seguridad, la gente está muy triste (Abbatemarco, 2015).
Como resultado de los puntos marcados, el barrio se convirtió en una lucha por el territorio en donde se encuentran las organizaciones barriales planteando una salida alternativa a sus jóvenes y el uso de sus espacios públicos, fomentando la integración de la heterogeneidad que los caracteriza a través de los diferentes programas que se mencionaron anteriormente. Estos colectivos vecinales deben convivir con las economías delictivas que se apropian día a día de la necesidad y exclusión de los más jóvenes.
El barrio cuenta con diferentes zonas que marcan sus particularidades; se puede encontrar una zona comercial, una zona de viviendas precarias, asentamientos irregulares, viviendas producto del Fondo Nacional de la Vivienda (FO.NA.VI), zona de asentamiento de Comunidad Qom. El barrio carece de residencias de alta infraestructura o de lujo.
Refiriéndonos a las comunidades indígenas, TOBA o Qom (en su lengua significa: “los de frente ancha”) es interesante analizar la llegada, inserción y posterior pauperización que sufrieron en el barrio.
El quiebre de las economías regionales del país y las sucesivas inundaciones en la provincia del Chaco, han obligado a las familias Qom a trabajar por salarios muy bajos en la cosecha -recolección de algodón principalmente- y al cultivo de la tierra en una economía de infrasubsistencia, lo que ha llevado a una migración desde zonas rurales hacia los conglomerados urbanos dentro de la Provincia, o a ciudades como Rosario, Santa Fe, La Plata, Buenos Aires. En los últimos años ha aumentado el número de pobres e indigentes, entre ellos los indígenas, excluidos históricamente del sistema político-social, sufren una situación de pauperización extrema, así lo afirma la autora Margot Bigot:
El asentamiento de Empalme Graneros está poblado por grupos de familias Qom oriundas de distintas zonas rurales y periféricas urbanas de la provincia del Chaco, pertenecientes a distintas parcialidades hablantes de variedades dialectales de la lengua Qom. A mediados de 1986, aparecieron pintadas en los barrios adyacentes “Haga patria, mate un toba”, y luego carteles firmados por NU.MA.IN, bajo el título “Por qué erradicar a la comunidad toba”, (Bigot, 2007).
Existe una clara manifestación de discriminación y de formación de una “otredad” con estas comunidades indígenas. Los vecinos argentinos, que se encuentran en la misma situación de pobreza y exclusión que estos pueblos originarios de otras provincias del norte del país, generan un “otro” al cual acusan del atraso del barrio, o de la inseguridad.
Es menester resaltar que, como resultado de esas transformaciones y de la heterogeneidad que presenta el barrio, se debilitan los vínculos de los pobres urbanos con el mercado de trabajo y se estrechan los ámbitos de sociabilidad informal con personas de otras clases sociales, lo que conduciría a su progresivo aislamiento. Las organizaciones barriales se encuentran frente a situaciones de extrema violencia racial entre habitantes del barrio, en estos casos deben tratar de reforzar el entendimiento, la resolución pacífica de conflictos y mediar en el mejor de los casos para favorecer los lazos sociales. Esos lazos desechos que producen que la sociedad se encuentre desmembrada, tal como lo afirma Rubén Kaztman en el siguiente apartado de su texto Seducidos y abandonados:
“La mayoría de las políticas públicas que se lleva a cabo en los países de la región para elevar el bienestar de los pobres urbanos, han descuidado los problemas de su integración en la sociedad, operando como si el solo mejoramiento de sus condiciones de vida los habilitara para establecer (o restablecer) vínculos significativos con el resto de su comunidad”, (Kaztman, 2001, p.172).
Frente a la multiplicidad de dimensiones que marcamos en el barrio, encontramos muchos colectivos intentando combatir la violencia y la segregación. Existieron casos en donde el Estado Municipal derrumbó Bunkers, en el marco de una política de seguridad adoptada por el Ministerio de Seguridad de la Provincia.
4. ¿La relación Juventud con Violencia del barrio?
Para iniciar el análisis el vínculo de la violencia con los jóvenes, es interesante observar el siguiente gráfico en relación con el periodo 2010-2016:
Tabla N°1: Distribución de las Víctimas por año y Tasa de Homicidios. Periodo 2010-2016, Rosario, Argentina
Año | Número de Víctimas totales | Tasa de Homicidios cada 100.000 habitantes |
2010 | 125 | 10 |
2011 | 164 | 13,6 |
2012 | 182 | 14,9 |
2013 | 261 | 21,8 |
2014 | 250 | 20,4 |
2015 | 224 | 18,76 |
2016 | 180 | 10,46 |
Fuente: Elaboración propia sobre la base de material entregado por el Ministerio Público de la Acusación
Vemos un incremento constante durante los primeros cuatro años y una leve disminución en los últimos dos años. Su pico máximo se observa en el año 2013, observando una tasa de homicidios de 21,8 muertes cada 100.000 habitantes. Respecto de las muertes violentas en la ciudad, es relevante entender las siguientes cifras brindadas por el Observatorio de Convivencia y Seguridad de la Municipalidad de Rosario, que elaboró un informe sobre heridos de bala para poder recapitular los datos faltantes en la imagen hasta la actualidad. Durante el primer semestre de 2016 hubo más de tres casos de heridos por arma de fuego por día. La tasa de mortalidad rondó el 15%: de los 577 heridos, fallecieron 86. Ese dato también refleja la incidencia de las armas en el total de homicidios, ya que el 80 % de las víctimas fueron asesinadas a tiros. A esto sumamos que en el primer semestre de 2016 hubo 109 homicidios, en el mismo periodo de 2015 la cifra fue de 116. Este índice, uno de los más altos del país, fue de 17,24 en 2015 (224 crímenes), 20,4 en 2014 (250 crímenes) y 21,8 en 2013, año que en el que se registró un pico histórico, con 264 asesinatos. Si se suman todos los casos registrados en los últimos cuatro años y medio en el Gran Rosario, la ola de violencia ya cobró más de mil vidas. La cifra entre el período 2012-2015 (920 muertes) casi duplica al lapso 2008-2011 (533), (Actis, 2016).
La circulación de armas aumenta la letalidad de la violencia que se vive en este barrio. Analizando los comunicados periodísticos del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Santa Fe, hallamos en el pedido del corriente año, 2017, la solicitud de intervención de la Fuerzas Nacionales para el control de la circulación de armas, ya que apelan que:
“El problema de las armas de fuego se expresa en la participación que tienen en el total de homicidios. En el año 2003 en todo el departamento de Rosario se empleaba una pistola o un revólver para matar en el 55,5% de los casos. Ya en 2014 se usaron armas de este tipo en el 79% del total de asesinatos”, (Zysman, 2017).
Es mayor el uso de armas de fuego en los homicidios de jóvenes que en los otros grupos etarios, alcanzando el 81% en el grupo de 15-19 años en los años, (Khatchik DerGhougassian, 2007).
A lo largo del recorrido del estudio de la temática referida a la violencia, es común encontrar las relaciones frecuentes entre juventud y violencia. Porque son estos los que la sufren, los que la ejecutan y los que pierden la vida en enfrentamientos violentos. Esta relación vuelve a surgir si relacionamos narcotráfico con juventud, porque son estos mismos los que comercializan, consumen y mueren. Según un informe del año 2013 realizado por la Universidad Nacional de Rosario, el 90% de las muertes con armas de fuego es de jóvenes entre 18 y 25 años.
Dada la escasez de datos cuantitativos que reflejen el impacto de estas muertes juveniles año tras año, citaremos aquí de modo ejemplificador lo sucedido durante el año 2014.
Gráfico N°1: Tasa de Muertes Violentas por rango etario, año 2014
Fuente: Colectivo Calles Perdidas. Universidad Nacional de Rosario.
El porcentaje más altos de muertes se da en los jóvenes de la ciudad de Rosario. El 40% de las muertes violentas es de aquellos que poseen entre 16 y 25 años de edad. Yuxtaponiendo datos con las circunstancias en las que se producen estas muertes, es menester aclarar que según el Ministerio Público de la Acusación, órgano de investigación judicial, más del 40% de aquellas están caratuladas como “ajustes de cuentas o venganza”, categoría que hace alusión a las muertes producidas por el narcotráfico, (Ministerio Público de la Acusación, 2014).
En la ciudad la mayoría de los homicidios es más bien de jóvenes en situación de exclusión, que buscan en la participación fluctuante en bandas un mecanismo de reconocimiento, respeto y construcción de identidad. Para esclarecer esta cuestión tomamos las palabras de Enrique Font10 durante una entrevista realizada por el colectivo “Calles Perdidas”, donde plantea:
“Jóvenes, en general hombres -aunque ya hay participación de mujeres-, incluidos culturalmente en una lógica de expectativa de ciudadanía social, de acceso al trabajo, pero que son “vomitados” por el mismo sistema. Si a ese contexto le sumamos el hecho de que además son víctimas permanentes de la institución policial, porque cada vez que salen de barrio son objeto de degradación, presión y apremios ilegales, ahí se va generando una situación que produce que la violencia y la participación en el delito resulten mecanismos atractivos para construir respeto, identidad, reconocimiento, etc.”, (Irizarri, 2014).
Desde 2014 hasta la actualidad, los barrios coexisten de manera alarmante con una violencia estatal protagonizada por las fuerzas federales y la policía provincial, con una violencia que en sus diversas manifestaciones arrecia desde hace tiempo las dinámicas urbanas. Podemos determinar, incluso, una retroalimentación de ambas lógicas. El hostigamiento permanente a manos de fuerzas del Estado, no hace más que incrementar los niveles de furia y resentimiento de los jóvenes, que derivan -entre otras causas profundas- en la puesta en acto de una temible agresividad en delitos que antes se consideraban menores, como es el caso de los arrebatos o robos a manos armada, (Club de investigaciones urbanas, 2014).
El acceso a un nivel de vida digno, la inclusión social a través de la educación y/o el trabajo, y la posibilidad de que puedan alcanzar un nivel de vida que al menos no sea inferior al logrado por sus padres, son algunos de los desafíos que plantean las nuevas generaciones a las políticas económicas y sociales. Así lo demuestran algunas de las políticas aplicadas por el estado municipal, al margen de que tienen falencias y son insuficientes.
Los jóvenes forman parte de estos espacios de lucha y tensión, quienes convencidos desean ir a la escuela y progresar de la forma más convencional, con suerte consiguen un trabajo en la economía legal. Pero este grupo de jóvenes también está compuesto por aquellos que, guiados por el sabor amargo de su entorno, deciden irse por otros caminos. Más allá del debate planteado entre economías legales o ilegales, son estas actividades económicas las que muchas veces les dan la posibilidad de acceder a bienes, consumos, identidad y prestigio, que otra actividad no les generaría. Estas son las respuestas más simples a la exclusión frecuente de sistemas económicos opresivos, a sistemas educativos homogeneizantes, a familias disfuncionales y a un Estado ausente en todos los sentidos.
Es relevante la cita textual de la entrevista realizada a jóvenes participantes de los talleres de la Biblioteca Popular Empalme Graneros11, donde el apodado Chinito manifiesta: “Te tientan, te tienta, porque ´ey te querés ganar una luca12 por día´. Y vos que vas a decir, ´uy uy dame una luquita. Por hoy nomás´ y qué al día siguiente te copó y no saliste más. Como la droga es”. Aquí se puede ver cómo se sienten atraídos con los beneficios económicos que se consiguen con la venta de estupefacientes y, a su vez, lo difícil que resulta salir de este perverso sistema.
Consideraciones finales
Podemos afirmar que desglosar este entramado social repleto de problemáticas, que tienen como inicio fundador la «desigualdad social», no es tarea fácil, e implementar recetas internacionalizadas, como la famosa “Guerra contra el Narcotráfico”13, no ha ayudado a que los gobiernos puedan mostrar niveles exitosos frente a este flagelo. En 2016, según cálculos realizados por el Observatorio de la Deuda Social, el 26,7% de la población de Rosario estaba por debajo de la línea de pobreza. Lo cual profundiza las condiciones desfavorables en los barrios populares de la ciudad.
Frente a este panorama es necesaria una coordinación articulada entre las organizaciones del Estado no represivas y las organizaciones sociales del barrio. Las fuerzas del Estado solo causan miedo y rechazo por parte de los jóvenes y no logran acrecentar los niveles de sociabilización. Cómo generar una alternativa atractiva, eficiente y diferente a las que se vienen planteando, serán los caminos sinuosos que recorrerán dichas organizaciones. La escuela convencional no logra contener ni tentar de manera efectiva a los jóvenes. Es por eso que el mayor desafío será generar espacios donde estos jóvenes se sientan contenidos y plenos. Estos espacios no pueden ser generados solo desde una oficina burocrática, es necesario indagar sobre las demandas de los jóvenes para que las respuestas sean lo más adecuadas y coherentes posibles.
Es menester cambiar las dimensiones relacionales que tenemos con la ciudad y el espacio público. Recuperar las plazas, las paradas de ómnibus, los parques, ya que las calles se tornaron espacios inseguros para la socialización, convirtiéndose en meros lugares de tránsito. Es necesario favorecer el cumplimiento de los derechos y garantías de los habitantes en relación con cuestionar, problematizar y planificar las soluciones públicas, poniendo atención prioritaria en las personas y colectivos vulnerables, solidaridad, cooperación y sostenibilidad responsable. Estas tienen que ser cuestiones que los gobiernos, como mediadores y facilitadores, no deben perder de vista, pudiendo ayudar al ejercicio pleno de la ciudadanía y re-pensando en conjunto propuestas alternativas con los mismos jóvenes.
No se puede perder de vista la importancia que tienen los espacios de participación ciudadana y el fomento de ellos en toda la gestión urbana y a través de formas directas y representativas. Es necesario que los jóvenes intervengan en el planeamiento de la ciudad y sus espacios habitables, y con esto decimos: derecho de los ciudadanos a participar directamente en la planificación y producción de los espacios en los que se desarrolla la vida cotidiana por medio de diferentes formas del urbanismo participativo y de la producción social del hábitat.
Como último eje importante para pensar los problemas colectivamente, las organizaciones deben escuchar a los jóvenes y plantear una visión alternativa de “futuro”. Esta es la piedra fundamental para restablecer lazos sociales. Esas visiones deben ser plurales e intentar alejarse de los modelos hegemónicos de educación que visualizan un único futuro universitario, o laboral. Aquí se pueden abrir algunos interrogantes que fomenten la cooperación en el trabajo y el emprendimiento desde las capacidades individuales y colectivas.
No se logrará una efectiva gobernabilidad de los territorios en conflicto, en tanto prevalezcan la pobreza, la desigualdad, la exclusión y los flagelos relacionados con economías delictivas y la injusticia.
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Entrevistas realizadas y citadas
Biblioteca Empalme Granero. (2016). Entrevistas realizadas por el equipo de investigación del Observatorio de Seguridad y Convivencia de la Ciudad de Rosario, participantes de las actividades de la Biblioteca y vecinos del barrio. Rosario, Argentina.
- Información recabada del Programa de la Juventud de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
- Es menester aclarar que el barrio en cuestión sufrió 17 inundaciones. La última fue en el año 1986. Para más información visitar : http://www.empalmesuhistoria.info/sitio/luduenia.html
- El barrio recibió dos grandes obras hídricas aliviadoras para evitar las constantes inundaciones. Aunque una tercera y última necesaria aún no ha sido realizada. Para acceder a las informaciones sobre la irregularidad de las obras prometidas visitar:
http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2012/6/edicion_1318/contenidos/noticia_5090.html
- Término que en la jerga hace referencia al acto de cooptar menores de edad para la venta de drogas en las calles o casas de venta.
- Término que hace referencia a los jóvenes menores de edad cooptados por narcotraficantes que poseen armas y trabajan por un sueldo brindando seguridad en las esquinas de las casas de venta de droga, también conocidas como “bunkers”
- El caleidoscopio es un instrumento que, aunque tildado como juguete, es mucho más que eso. Compuesto normalmente por un tubo, espejos y fragmentos de cristales de color, es capaz de generar millones y millones de hermosas figuras geométricas, siendo prácticamente infinito en su capacidad a la hora de crear imágenes caleidoscópicas. Esta metáfora es utilizada para magnificar la cantidad de problemáticas que aquejan al barrio.
- Frente a este conflicto han surgido varias paradojas en todas las instancias del Estado, ya que en el momento de decidir quién y cómo abordar la problemática los gobiernos provincial y municipal han eludido el tema, asegurando que el gobierno Nacional debía hacerse cargo. En ese marco conflictivo jurisdiccionalmente hablando, llegaron fuerzas militares a la ciudad. Esto deslegitimó a las fuerzas políticas y policiales de la ciudad y la provincia; y generó una clara situación de dependencia y de ingobernabilidad para mantener el delito bajo control. Para más información visitar: http://www.unosantafe.com.ar/santafe/Le-voy-a-pedir-a-Berni-que-Gendarmeria-se-quede-en-la-provincia-hasta-el-fin-de-nuestros-mandatos-20150818-0020.html
- Respecto de la violencia institucional ejercida por fuerzas del Estado, es interesante escuchar los frecuentes testimonios de familias y jóvenes sobre los sucesos en las calles. Muchas veces por equivocaciones, venganzas, “ajustes de cuentas” o por el simple hecho de establecer su poder, los oficiales entran a casas armados para amedrentar a los habitantes de ella, o golpean y patean a jóvenes en las calles. Para más información sugerimos visitar: http://www.rosario.com/nota.aspx?idNot=895&Nuevas_denuncias_de_agresi%C3%B3n_contra_Gendarmer%C3%ADa_Nacional
- Es importante aclarar que aparentemente la militarización de los barrios solo genera soluciones cortoplacistas. Sugerimos leer: «En Rosario: 10 muertos en 6 días a pesar de Gendarmería». German de los Santos, 16/04/2015. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1682567-en-rosario-10-muertos-en-6-dias-a-pesar-de-la-gendarmeria. En la noticia se explica claramente que tres de esos asesinatos ocurrieron en el barrio en cuestión, debido a peleas territoriales que tienen como eje el tráfico de estupefacientes y amplía la información diciendo que durante los primeros cuatro meses de 2014 hubo 100 homicidios.
- Enrique Font es Magíster en Criminología por la Universidad de London School y abogado por la Universidad de Rosario. Es un referente en materia de seguridad pública en la ciudad de Rosario. Reiteradamente citado por sus avances en materia de control social y juventud.
- Entrevista realizada por el equipo coordinado por el Antropólogo Juan Irigoitia, compañero de trabajo del Observatorio de Convivencia de la Ciudad de Rosario durante el año 2016.
- “Una luca” hace referencia a mil pesos argentinos.
- “Guerra contra el Narcotráfico” es un plan de combate contra el crimen organizado que comercializa sustancias ilegales. Asociado al trabajo de la DEA, organismos dependiente de los Estados Unidos de América.