Artículo Volumen 8, n.º 1, 2020

Un abordaje multidimensional del ciclo de movilizaciones #NiUnaMenos (2015-2020) y el uso de las TIC

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Camila Stefanetti

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RESUMEN

Este artículo tiene el objetivo de analizar de forma multidimensional el ciclo de movilización #NiUnaMenos (2015-2020) surgido en Argentina desde una perspectiva sociopolítica, basada en observaciones participantes, el estudio de fuentes primarias y el análisis de trabajos científicos. Se analizan cuatro dimensiones: origen, demandas, actores y dimensión transnacional. Estas dimensiones se vinculan con el uso sistemático que el ciclo de movilización #NiUnaMenos hace de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC). Asimismo, para el análisis de la dimensión transnacional se ahonda en los desarrollos teóricos utilizados por Manuel Castells (2006) y Sidney Tarrow (2005). Se afirma que el ciclo de movilización #NiUnaMenos (2015-2020) utiliza las TIC para generar un efecto multiplicador en sus demandas, activando una dimensión transnacional.

ABSTRACT

 This article aims to analyze in a multidimensional way the #NiUnaMenos (2015-2020) mobilization cycle that emerged in Argentina. For this, from a sociopolitical perspective, based on participant observations, the study of primary sources and the analysis of scientific works, four dimensions are analyzed: their emergence, their demands, their actors and their transnational dimension. These dimensions are linked to the systematic use that the #NiUnaMenos mobilization cycle makes of Information and Communication Technologies (ICT). Likewise, for the analysis of the transnational dimension, it delves into the theoretical developments used by Manuel Castells (2006) and Sidney Tarrow (2005). It is stated that the #NiUnaMenos (2015-2020) mobilization cycle uses ICT to generate a multiplier effect on their demands, activating a transnational dimension.

 

INTRODUCCIÓN

El ciclo de movilización #NiUnaMenos se activó en mayo de 2015 con el hallazgo del cuerpo sin vida de Chiara Paéz, adolescente asesinada por su novio en Rufino, Santa Fe. Frente a este hecho, la periodista Marcela Ojeda reaccionó con un tweet, incitando a que las mujeres se organizaran y reaccionaran ante los repetidos hechos de asesinatos y violencia hacia ellas. Este tweet tomó gran repercusión y dio lugar a la organización de la primer manifestación del ciclo de movilización #NiUnaMenos. Desde entonces han tenido lugar 11 manifestaciones: primer Ni Una Menos (3 de junio del 2015), Día Internacional de la Mujer (8 de marzo del 2016), segundo Ni Una Menos (3 de junio del 2016), primer Paro Nacional de Mujeres (19 de octubre del 2016), primer Paro Internacional de Mujeres (8 de marzo del 2017), tercer Ni Una Menos (3 de junio del 2017), segundo Paro Internacional de Mujeres (8 de marzo del 2018), cuarto Ni Una Menos (4 de junio del 2018), tercer Paro Internacional de Mujeres (8 de marzo del 2019), quinto Ni Una Menos (3 de junio del 2019) y cuarto Paro Internacional de Mujeres (8 de marzo del 2020). Esas manifestaciones son entendidas, en un sentido amplio, como un repertorio de acciones colectivas y políticas que, a la vez, expresan demandas, reafirman la identidad del grupo que las porta sin mostrar fuerza o violencia y que requieren de una organización con la capacidad relativa para controlar lo que entonces deja de ser una multitud (Fillieule y Tartakowsky, 2015).

La emergencia de este ciclo no solo responde a la cantidad de casos de femicidio, sino también a ciertas condiciones políticas. En Argentina, el 2015 fue un año de gran actividad en la agenda pública y política debido las elecciones previstas para octubre, donde la entonces mandataria Cristina Fernández de Kirchner no podía renovar. Así, las elecciones y condiciones subyacentes, como el debate al interior del oficialismo por la definición del candidato, se constituyeron en una oportunidad política en el sentido de generar la posibilidad de introducir demandas, antes invisibilizadas, en la agenda pública. Tal situación puede ser tomada como una oportunidad política al observarse un mayor grado de apertura al acceso político, modificarse la estabilidad de las preferencias políticas y la posición estratégica de los aliados políticos (Tarrow, 1997). Este escenario fue decisivo para la creación de ciertos cambios que ofrecieron incentivos para la activación del ciclo.

Ahora bien, como se sabe, no alcanza solamente con las oportunidades políticas para la activación de un ciclo. Entre otras cuestiones, el ciclo #NiUnaMenos logró poner en el centro de la escena pública la problemática del femicidio. Previo al surgimiento del ciclo analizado, no había estadísticas oficiales sobre femicidios, sino solo la organización No Gubernamental Casa del Encuentro, fundada por Fabiana Túñez, la que se encargaba de realizar un registro de los casos. La Corte Suprema de Justicia de la Nación asumió la labor de elaborar un Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina. Para este entonces, se empezó a instalar en la sociedad el concepto de femicidio1. Hasta el momento, dichos actos eran mencionados meramente como crímenes pasionales. Siguiendo a Sabaté, “[…] la expresión ‘crímenes pasionales’ es utilizada con el fin de morigerar, suavizar, encubrir e invisibilizar los crímenes hacia la pareja, actual o anterior, realizada en el 78% por parte de los varones hacia las mujeres” (2016, p. 6).

A partir de las elecciones nacionales del 2015, asume el gobierno la alianza Cambiemos, “asociados con un programa pro-mercado de disminución del gasto público y mejoramiento de las condiciones para la inversión privada” (Vommaro, 2019, p. 94). El gobierno electo siguió una lógica neoliberal donde “[…] prima la lógica de la mercantilización y una concepción de sociedad civil caracterizada por la individuación, la autogestión, la autorregulación, sobre la base del empoderamiento” (Natalucci, 2018, p. 2). Siguiendo esta lógica, el gobierno liderado por Mauricio Macri aplicó una serie de medidas económicas en pos de priorizar el mercado y la economía; dos de las medidas más cuestionadas fueron la deuda tomada con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los aumentos en ciertos sectores como los servicios públicos y alimentos, los cuales provocaron una devaluación de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y de los salarios (Observatorio de Derecho Social, 2018). Estas políticas afectaron a la población en general y a las mujeres en particular, siendo ellas las que cobran el ingreso de la AUH correspondiente a sus hijos (Genolet, Carmody, Lauphan y Guerriera, 2016). Asimismo, las mujeres son las que destinan mayor cantidad de su tiempo a trabajos no remunerados, específicamente a tareas de cuidado, “[…] casi 90% de las mujeres declaran realizar trabajo no remunerado mientras ese porcentaje se reduce a menos de 60% en el caso de los varones” (Rodríguez Enríquez, 2014, p. 13). A estas políticas, se sumaron medidas de recorte, como los cierres de observatorios y menor presupuesto destinado a Políticas Públicas de la Mujer: “[…] durante 2018, el gobierno nacional le quitó $14 millones a la Formulación e Implementación de Políticas Públicas de la Mujer” (Sarmiento, 2018). En este contexto, se desarrolló el ciclo de movilización #NiUnaMenos, intensificándose y abarcando nuevas demandas a partir de los cambios en las políticas del gobierno de turno que deterioraron la calidad de vida de las mujeres y vulneraron sus derechos.

El objetivo de este artículo es analizar de forma multidimensional el ciclo de movilización #NiUnaMenos, abordando las siguientes dimensiones: origen, demandas, actores y su dimensión transnacional. Esta última es comprendida a través de los enfoques teóricos de Sidney Tarrow (2005) y Manuel Castells (2006), desarrollados en el marco teórico. A lo largo del trabajo, se estudia la manera en que el ciclo de movilización #NiUnaMenos utiliza como estrategia principal las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en todas sus dimensiones, para hacerse viral y propagarse a una dimensión transnacional.

 

1. MARCO TEÓRICO

Según Sidney Tarrow (1997), el acto irreductible que subyace a todo movimiento social, ciclo de protestas o revolución, es la acción colectiva contenciosa. La misma posee tres características potenciales: desafío, incertidumbre y solidaridad. Los desafíos para las autoridades amenazan con costes desconocidos y estallan adoptando formas dramáticas y a menudo ingobernables. Su poder proviene, en parte, de la impredecibilidad de sus resultados y de la posibilidad de que otros se sumen a ellos. La solidaridad interna sustenta el desafío y sugiere la posibilidad de una ulterior disrupción. La acción colectiva se puede presentar con diferentes formatos: breve o continuada, institucionalizada o subversiva, monótona o dramática. La precedente conceptualización de la acción colectiva permite estudiar de una manera exhaustiva los procesos organizacionales actuales, como lo es el #NiUnaMenos en Argentina a partir del 2015. Para ello, es necesario abordar el concepto de ciclo de movilización, definido por Tarrow como:

[un] proceso de intensificación de los conflictos, que incluye una rápida difusión social y geográfica de la acción colectiva, desde los sectores más movilizados a los menos movilizados; marcos nuevos o transformados para la acción colectiva que vinculan las acciones de grupos dispares entre sí; una combinación de participación organizada y no organizada; aparición de nuevas organizaciones y reforzamiento de otras antiguas y unas secuencias de interacción intensificada entre disidentes y autoridades que pueden terminar en la reforma, la represión y, a veces, en una revolución (1997, p. 35).

El principal factor de activación de un ciclo de movilización lo constituyen los cambios en las oportunidades políticas, las cuales son captadas por lo que Tarrow (1997) denomina “personalidades madrugadoras”. Estas observarían una situación de ampliación general de las oportunidades políticas y lograrían una coordinación entre diversos actores, los cuales unirían sus fuerzas para enfrentarse a las élites, a las autoridades y a sus antagonistas sociales. Ciertamente, se puede cotejar lo expuesto con la situación política de Argentina en 2015, donde se realizaron elecciones presidenciales y se produjo un recambio de gobierno que generó nuevas expectativas y, por ende, una gran oportunidad para que grupos colectivos introdujeran en la agenda pública y política demandas invisibilizadas.

Como puede observarse, los límites del control social se ponen a prueba a medida que se amplían las oportunidades y se difunde la información acerca de la susceptibilidad a los desafíos de un sistema político. Los ciclos de movilización dejan como legado una expansión en la participación, la cultura y la ideología populares. A su vez, las protestas pueden aumentar, migrar a otros lugares, transformarse o finalmente disminuir, mientras las tensiones entre los retadores y las autoridades escalan o decrecen. Muchas veces las fronteras nacionales se vuelven más franqueables, generando procesos de transición en que las acciones colectivas producidas en un lugar geográfico regresan como nuevas formas de acción, nuevos modos de enmarcar cuestiones y nuevas identidades. De esta manera, se genera un aumento en la capacidad de los actores no estatales para organizarse de manera transfronteriza.

En este sentido, a partir de las oportunidades políticas y de los marcos de acción que ofrece el internacionalismo2 y la globalización3, se moviliza la contienda transnacional, siendo esta un proceso general en el cual aumenta la densidad de los vínculos y se externalizan oportunidades y amenazas entre los actores (Tarrow, 2005). De este modo, se produce un activismo transnacional en ciertos ciclos de movilización, como en el caso del #NiUnaMenos.

Asimismo, es preciso detallar que la contienda transnacional está compuesta por tres conjuntos de procesos que se conjugan entre sí: dos nacionales, dos internacionales y dos de transición. Estos últimos vinculan los procesos nacionales e internacionales entre sí y generan una unificación del repertorio de contienda por encima de las fronteras, ya que “[…] dan lugar a la emulación de formas locales de acción colectiva en otros lugares y contribuye a la diseminación de la contienda política por todo el planeta” (Tarrow, 2005, p. 113). A su vez, Tarrow identifica dentro de los procesos de transición el proceso de cambio de escala4 y el proceso de difusión transnacional5. Profundizando en este último, se observa que existen tres tipos diferentes: difusión relacional, difusión mediada y difusión no relacional. Se retoma para este trabajo la difusión no relacional, entendiendo que es el proceso que utiliza el ciclo de movilización analizado. La difusión no relacional se produce entre personas con escasa o nula vinculación social y se extiende a través de medios de comunicación de masas y comunicaciones electrónicas, facilitando y agilizando la difusión de contenido. Aquí, el uso de las TIC acelera la difusión del movimiento y favorece su temporización, generando un cambio paradigmático en cuanto a la organización y difusión de los procesos organizacionales actuales.

En este punto del trabajo es pertinente retomar al sociólogo español Manuel Castells (2006), quien explica que el uso de las TIC ha generado en los movimientos sociales una mayor capacidad de coordinación y ha permitido a organizaciones con menos recursos alcanzar a una buena parte de la población a través de Internet. Castells entiende por Internet no simplemente una nueva tecnología, sino también el medio de comunicación y de relación esencial que constituye la forma organizativa de nuestras sociedades; es el corazón de un nuevo paradigma sociotécnico, el cual constituye la base material de las vidas contemporáneas y de las formas de relación. En este sentido, Internet es el encargado de procesar la virtualidad y transformarla en realidad: “Internet es ya y será aún más el medio de comunicación y de relación esencial sobre el que se basa una nueva forma de sociedad que ya vivimos, que es lo que yo llamo la sociedad red” (Castells, 1999, p.1).

De este modo, la utilización de las TIC como elementos centrales en los movimientos sociales y ciclos de movilización se explica a través de los beneficios que brindan, como la “[…] digitalización, reticularidad, hipertextualidad, multimedialidad e interactividad, añadiendo la dimensión espacio-temporal para completar el análisis podemos incluir el desenclave temporal y la deslocalización” (Candón Mena, 2013, p. 95). Entre las grandes ventajas de las TIC, también se encuentra la articulación de proyectos alternativos locales, mediante protestas globales. Aquí es pertinente retomar la discusión con Tarrow (2005) sobre la difusión no relacional para comprender que las TIC son uno de los medios más efectivos para lograr una difusión transnacional permitiendo a los movimientos comunicarse, organizarse y coordinarse a gran escala. Estas nuevas formas de organizar los movimientos sociales producen un tipo de convocatoria online que muchas veces deriva en una movilización presencial con un número muy significativo de personas que se concentran en las calles, las que actúan a su vez como redes descentralizadas, siendo el nexo de unión entre diversas protestas y estrategias.

Debido el carácter reciente de estos procesos, el campo académico está avanzando en el estudio de casos en los que movimientos sociales y ciclos de movilización utilizan las TIC para influir en la agenda a nivel transnacional. Se destaca el trabajo realizado por Haro Barba y Sampedro Blanco (2011), donde se realiza un análisis de los movimientos sociales gestados al amparo de las TIC, vinculándolos con las luchas en la sociedad red y con la movilización de multitudes, tomando el caso del Movimiento de los Indignados en España, el cual logra instalarse en la agenda pública mundial. Otro estudio es el realizado por González Quijano (2011), quien analiza el rol fundamental que las TIC desempeñaron en los conflictos políticos árabes, posibilitando la creación de movimientos antidictatoriales y la expansión del conjunto de protestas que dieron lugar a la primavera árabe. A través de lo expuesto, es posible dar cuenta del rol protagónico que toman las TIC al momento de gestar movimientos o ciclos de protestas transnacionales6.

En este marco, se observa cómo en el ciclo de movilización #NiUnaMenos la presencia de Internet y las TIC, en especial las redes sociales, logra que parte de la audiencia –pasiva, por definición– se convierta en un público activo (Haro Barba y Sampedro Blanco, 2011). El uso de las redes permite que múltiples personas se vean participando activamente de procesos organizacionales, en este caso del ciclo de movilización #NiUnaMenos. Estos actores generan una difusión de las consignas y reivindican las demandas esgrimidas en el ciclo, posibilitando que este perdure en la agenda pública a lo largo de los años. En el caso a analizar, se observa cómo la red social que genera mayor alcance en la difusión de las consignas a nivel transnacional es Twitter, el cual, a través de la utilización del hashtag, genera una mayor expansión. De esta manera, logra marcar la agenda político-social argentina y mundial, generando un activismo transnacional.

 

2. METODOLOGÍA

La investigación que sustenta este artículo fue desarrollada principalmente a través de un análisis cualitativo. Para ello, se realizaron una serie de observaciones participantes a lo largo del ciclo de movilización #NiUnaMenos, desde el 2015 hasta el 2020. La observación participante es una herramienta cualitativa muy utilizada por los investigadores sociales, ya que permite realizar un profundo análisis de las demandas esgrimidas y su jerarquización a medida que transcurren los años; asimismo, a través de ella es posible observar la presencia y adhesión de diferentes actores. Schensul, Schensul y LeCompte (1999) aseguran que la observación participante es una herramienta que ayuda al investigador a sentir cómo están organizadas y priorizadas las cosas, cómo se interrelaciona la gente y cuáles son los parámetros culturales. Por otro lado, Bernard (1994) advierte que otra de las ventajas de la observación participante es que le otorga al investigador una mejor comprensión de lo que está ocurriendo en la cultura y otorga credibilidad a las interpretaciones que da a la observación.

A su vez, se realizó un relevamiento documental donde se analizaron fuentes primarias, como los documentos oficiales difundidos por el Colectivo Ni Una Menos. Finalmente, se analizaron diarios nacionales e internacionales con el fin de obtener datos sobre la expansión del #NiUnaMenos y su activismo transnacional, así como también la difusión que alcanzaron sus consignas a través de Twitter. A modo de complemento, se recurrió a diversos trabajos científicos, dosieres y artículos referidos a la temática.

 

3. HALLAZGOS

 3.1. Surgimiento del ciclo de movilización #NiUnaMenos

Si bien se asocia el 3 de junio del 2015 a la formación del ciclo de movilización #NiUnaMenos, este se venía gestando desde hacía tiempo. Previo a la convocatoria online y a la consiguiente manifestación, se realizaron dos maratones de lectura en el Museo de la Lengua, el 30 de abril del 2014 y 26 de marzo del 2015 (Escales, 2018). Allí asistieron varias de las mujeres que luego crearían el colectivo Ni Una Menos, todas ellas del ámbito académico, junto a familiares de víctimas de femicidios y periodistas feministas de larga data. Sin embargo, estos encuentros no obtuvieron gran repercusión ni masividad.

El siguiente episodio data del 11 de mayo del 2015. Luego de la muerte de Chiara Páez, adolescente asesinada por su novio al enterarse de que estaba embarazada (Himitian, 2018), la periodista Marcela Ojeda twitteó: “Basta. Mujeres, periodistas, artistas, nos tenemos que unir. Nos están matando. ¿No vamos a hacer nada?”. De esta manera, por primera vez las TIC tomaron protagonismo en este suceso, siendo la plataforma de convocatoria. Esta duró 21 días hasta el 3 de junio de ese año, día pactado para realizar la primera movilización. “Este primer tweet dio inicio a una conversación, pública pero cerrada, entre un conjunto de periodistas que no conformaba un grupo previamente, sino que una fue respondiendo e invitando otra a la conversación […]” (Zeifer, 2017, p. 9). Se utilizó como principal red social la plataforma Twitter, creada en 2006, la que fue creciendo en popularidad por un efecto red muy fuerte, siendo un modo muy directo de comunicación personal tendiendo luego a su uso institucional e incluso gubernamental (Larrosa, 2013). Se observó así una gran repercusión y circulación de las consignas twitteadas en cada una de las manifestaciones que componen el ciclo de movilización #NiUnaMenos. En esta plataforma:

[…] se generaron más de un millón de tweets con el hashtag #NiUnaMenos solamente entre el 31 de mayo y el 6 de junio, mientras que el día de la manifestación las menciones fueron más de 600 mil, transformándose en trending topic global a las 20 h, con más de 13.400 menciones por minuto (Annunziata y Gold, 2018, p. 379).

Respecto de la organización de las actividades y la convocatoria en general, estas reposaron en redes horizontales; se promovieron acciones autónomas, descentralizadas y creativas que sumaron adhesión y apoyo activo a la protesta. En su accionar se obtuvieron intervenciones efectivas y un gran impacto informativo. En este sentido, la periodista Claudia Laudano (2017) explicó que las periodistas que ya habían participado de las maratones de lectura se sumaron y volvieron a utilizar el grupo de Facebook como otro enlace virtual para organizar alguna acción conjunta. Durante la convocatoria online se recurrió a la publicación de fotografías con el cartel #NiUnaMenos en redes sociales, con la participación de actores, políticos y gente con gran llegada. Lograron “[…] saltar del microclima de las redes sociales para instalarse en la agenda mediática y real. […] con fotos, videos, carteles y dibujos, muchas personas conocidas hicieron propia la consigna” (Pedotti, 2015). Asimismo, todos los candidatos presidenciales firmaron la petición en la que se comprometían a incluir en sus plataformas temas de género, respondiendo a la consigna De la foto a la firma lanzada por las organizadoras del evento (Pedotti, 2015).

Luego de la rápida viralización de la consigna, se produjeron discusiones en las redes sociales y en los medios de comunicación sobre quiénes eran los actores legítimos para hacer suya esta consigna y quiénes no. Se cuestionó la participación de figuras como la de Marcelo Tinelli (Díaz y López, 2016), pero entendiendo que la principal tarea era que se expandieran las demandas y se visibilizara el reclamo se siguió apostando por la difusión y aceptación de todo aquel que la tome como propia. Dicha práctica resultó de alta eficacia simbólica para extender los márgenes de la visibilidad de la propuesta. El haber tenido una gran cantidad de seguidores generó un efecto multiplicador de la herramienta que favoreció la circulación de la información, pudiendo ser retomada por otras cuentas. “Esto ha facilitado la difusión de los mensajes en círculos de ciudadanos no movilizados cada vez más extensos y más alejados del núcleo convocante” (Díaz y López, 2016, p. 35). De este modo, los lazos proliferaron en las comunidades virtuales suscitando nuevas modalidades de compromiso entre individuos y de articulación con otras formas de acción. Siguiendo a Jenkins, “La gente corriente aprovecha las nuevas tecnologías para archivar, comentar, apropiarse y volver a poner en circulación los contenidos mediáticos” (2008, p. 141). La convocatoria se volvió tan masiva que las organizadoras ya no eran dueñas de los sentidos que esta iba adquiriendo, perdiendo control. De esta manera, a través del uso de las redes sociales, en especial Twitter, una vez que se lanza una consigna queda en un segundo plano quién fue el que la emitió y toma relevancia la llegada y repercusión que cause en la sociedad. “La multitud emerge atrayendo la atención de los medios masivos de comunicación y se realimenta y cobra potencia de nuevo a través de las redes sociales” (Barba y Blanco, 2011, p. 168). De este modo, circuló masivamente información que hasta el momento no era visible, como la cuantiosa cantidad de femicidios que se suceden diariamente en Argentina.

 

3.2. Demandas del ciclo de movilización #NiUnaMenos

La primera manifestación callejera se realizó el 3 de junio de 2015 y movilizó a más de 200.000 personas frente al Congreso (Struminger y Ayzaguer, 2018). Allí, Maitena, Erica Rivas y Juan Minujín leyeron un documento sobre violencia machista. En él, las demandas tomaron como eje el acabar con todo tipo de violencia machista, haciendo mención a los 5 subtipos: violencia física, violencia psicológica, violencia sexual, violencia económica/patrimonial y violencia simbólica. Entre las 5 demandas centrales del documento, se encontraban:

  1. La correcta implementación del Plan Nacional de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la violencia contra las mujeres, tal como lo establece la Ley 26485.
  2. Garantizar que las víctimas puedan acceder a la Justicia y al patrocinio jurídico gratuito durante todo el proceso judicial, así como también la correcta capacitación del personal que recibe las denuncias por violencia de género en todas las comisarías.
  3. Elaborar el Registro Oficial Único de víctimas de violencia contra las mujeres y la recopilación de estadísticas oficiales sobre violencia de género, incluyendo un índice de femicidios.
  4. Incorporación de currículas educativas de educación sexual integral con perspectiva de género, incluyendo la temática de la violencia machista y el dictado de talleres para prevenir noviazgos violentos.
  5. Garantías para la protección de las víctimas e implementación de un monitoreo electrónico de victimarios para asegurar que no violen restricciones (Colectivo Ni Una Menos, 2015).

Partiendo de las observaciones participantes realizadas durante las manifestaciones del año 20167, y habiendo analizado el documento oficial del Colectivo Ni Una Menos 2016, se observa que a las demandas esgrimidas el año anterior se suman nuevas. Una de ellas es por la liberación de presas políticas:

Los fallos pesan distinto a la hora de sentenciar a las mujeres. Ejemplos son la detención de Eva Analía de Jesús ―Higui –ahora libre, luego de que el Juzgado de Garantías N° 6 de San Martín resolviera concederle la excarcelación extraordinaria–, acusada por el delito de homicidio sobre un integrante de una patota de diez hombres que la estaban violando; el caso de Belén, presa durante más de dos años tras sufrir un aborto espontáneo –absuelta en marzo de 2017 por la Corte Suprema de Tucumán–, o la detención arbitraria de Milagro Sala, quién aún hoy, haciendo caso omiso a lo dispuesto por organismos internacionales, el Estado continúa privándola de su libertad (Eduardo, 2017, p. 15).

A su vez, entre las demandas presentes ese año también se observan el reclamo por un Plan Nacional para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres previsto en la Ley 26485 sancionada en 2015, y la correcta implementación de la Ley de Patrocinio Jurídico Gratuito. La norma fue debatida en el Congreso y promulgada en noviembre de 2015 (Alcaraz, 2016). De esta manera, se sigue observando como eje de las demandas el cese de femicidios y la exigencia de políticas acordes a la situación de violencia machista.

Tras el femicidio de Lucía Pérez se realizó, el 19 de octubre, el Primer Paro Nacional de Mujeres, siguiendo los pasos de las mujeres islandesas y polacas. En tal instancia se buscó dejar en evidencia que “[…] el femicidio es el último eslabón […] de una trama de machismo que atraviesa nuestra vida cotidiana y que proviene de una matriz cultural y económica donde el hombre afirma su poderío” (De La Torre, 2016).

Llegando al 2017 se realizó el Primer Paro Internacional de Mujeres, en una acción colectiva inédita que se volvió transnacional “[…] con adhesión de 57 países, y destacada participación de países latinoamericanos y caribeños, tras un nutrido proceso de coordinación desde tecnologías digitales” (Laudano, 2018, p. 143). A nivel local, en Argentina se visualizaban para ese año cada vez más las desigualdades entre hombres y mujeres, tanto a nivel económico como laboral. Siguiendo los datos que Verdile (2017) recoge del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se encuentra que la desocupación entre las mujeres alcanza un 10,5%, dos puntos más que el desempleo masculino, mientras que la brecha salarial es del 27%, una de las más altas de Latinoamérica, lo que implica que las mujeres ganan en promedio un mínimo de 22 mil pesos menos que los varones.

Avanzando hacia la manifestación realizada el 3 de junio de dicho año, quedó reflejada la situación política y económica de la región, en particular de Argentina, la cual se volvió crítica y supeditada a las ordenanzas del FMI, con la vuelta a un nuevo ciclo de endeudamiento con el organismo, que rondó en la cifra de los 95 mil millones de dólares (Colectivo Ni Una Menos, 2017a). Esta medida generó un deterioro en la economía en general y en particular de las mujeres, dificultando la capacidad de organización en las casas, los barrios y los territorios, poniendo en riesgo su autonomía económica. La violencia machista se potencia con la dependencia que representa el endeudamiento: “La deuda se paga con nuestro tiempo y nuestro esfuerzo, con la postergación de la edad jubilatoria, el aumento de intereses en los préstamos que toman los sectores populares, la pobreza creciente, el ajuste” (Colectivo Ni Una Menos, 2017b). A su vez, se reclamó al gobierno por los cierres de observatorios y programas de protección a las víctimas de violencia de género (“El gobierno recortó $67 millones de los programas contra la violencia de género”, 2017, párr. 4). Entre fines del año 2017 y principios del 2018, se impulsó el proyecto de ley de reforma previsional, el que “reemplaza el índice de movilidad vigente por Ley 26417 […] por otro índice que combina un 70% inflación y un 30% Ripte (este índice sigue la evolución de los Salarios de los Trabajadores Estables)” (Sisco y Berrozpe, 2018). Esta reforma afectó principalmente a las jubilaciones de las amas de casa, siendo que la mayoría de ellas percibe la jubilación mínima.

En las demandas observadas en las manifestaciones de los últimos tres años8, se aprecia un viraje en el eje de las mismas, desde la violencia machista y los femicidios como centro del debate, a la demanda del Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Esta demanda es una bandera que levanta gran parte de los actores, pero también hubo quienes se manifestaron en contra, como ocurrió con las madres de dos víctimas de femicidios, Ángeles Rawson y Chiara Páez: “No se puede reducir la magnitud del Ni Una Menos a una parte de un debate, a una forma de violencia a la que yo no adhiero, que es el aborto” (Madres del Ni Una Menos piden que no se relacione la marcha con la discusión del aborto: es una contradicción, 2018). La demanda por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito fue uno de los temas más controversiales; es por eso que, en los comienzos del ciclo de movilización, se decidió postergarla. A su vez, analizando los documentos oficiales publicados por el Colectivo Ni Una Menos (2018a, 2018b; 2019a, 2019b), se observó cómo las denuncias contra las medidas económicas tomadas por el gobierno de Cambiemos tomaron mayor protagonismo; asimismo, aumentaron las denuncias por la criminalización de las mujeres y disidencias sexuales. Estas últimas manifestaciones y paros se volvieron planetarias, ya que adhirieron más países y las acciones colectivas se volvieron aún más coordinadas, lo que posibilitó un mayor alcance de las mismas.

Haciendo un repaso de las demandas desde el 2015 hasta el 2020, se observa una acumulación y ampliación de las mismas. Se entiende que esto sucede debido a que, desde el Estado, no se han tomado las medidas suficientes para modificar la situación de fragilidad de las mujeres y disidencias, viéndose aún en peores condiciones. En este sentido, analizando específicamente dos de las demandas presentes durante todo el ciclo, se observa que las condiciones no han mejorado. En el caso de los femicidios, estos no solo no han mermado, sino que se han incrementado según diferentes informes sobre femicidios que elaboró la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN-OM). En el 2015 hubo 235 víctimas de femicidios (CSJN-OM Femicidios 2015), en el 2016 hubo 254 (CSJN-OM Femicidios 2016), en el 2017 se registraron 251 (CSJN-OM Femicidios 2017), en el 2018 se vuelve a incrementar el número con 255 (CSJN-OM Femicidios 2018) y en el 2019 se registraron 327 femicidios (Observatorio de Violencia De Género Ahora que sí nos ven, 2019). En cuanto a política económica, la brecha salarial en Argentina tampoco disminuyó; mientras que en el 2015 era de 27,2% (D’Alessandro y Brosio, 2015), en el 2019 fue de 27,5% (Día del pago igualitario, 2019).

 

3.3. Actores del ciclo de movilización #NiUnaMenos

Desde el punto de vista de los actores, estos son muy heterogéneos y variados. Se encuentra una justificación de esta amplitud a partir de la multiplicidad de las demandas esgrimidas, así como también por la difusión que se logra en cada una de las manifestaciones a través de las redes sociales.

Tomando como referencia las observaciones participantes realizadas en las manifestaciones del ciclo de movilización #NiUnaMenos (2015-2020), se observa que, en lo que refiere a las organizaciones partidarias, estuvieron presentes desde su inicio agrupaciones del campo popular como Unidos y Organizados, La Cámpora y Nuevo Encuentro. Así también, participaron agrupaciones de izquierda, como el Partido de Trabajadores Socialistas, el Partido Obrero, el Movimiento Socialista de los Trabajadores e Izquierda Socialista, entre otros. Es pertinente aclarar que, aunque con menor masividad, algunos partidos de centro derecha, vinculados con el radicalismo, también se hicieron presentes, apoyando la lucha feminista en los inicios del ciclo. En la mayoría de los partidos políticos predominaron sus comisiones de género, como Pan y Rosas, Mala Junta, Isadora, entre otras. A medida que se desarrolla el ciclo de movilización #NiUnaMenos, se observa un aumento de demandas económicas y políticas dirigidas al gobierno. Paralelamente al aumento de las críticas hacia el gobierno de Macri, se observa cómo ciertos sectores afines a su partido pierden espacio en las manifestaciones del ciclo. Sin embargo, esto no significó un descenso en la masividad de las manifestaciones, ya que se incrementó el número de mujeres sin pertenencia orgánica ni trayectorias previas que se incorporaron al ciclo. Esto se pudo constatar a través de las observaciones participantes realizadas en las manifestaciones del año 2018 y 2019, particularmente.

Los movimientos sociales de base territorial también marcharon en cada manifestación con sus respectivas banderas. Entre ellos, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie, Movimiento Evita, la Corriente Clasista y Combativa, el Frente de Organizaciones en Lucha, el Frente Popular Darío Santillán, entre muchos otros. Estuvieron también presentes organizaciones de derechos Humanos, como las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Otras agrupaciones que se observaron a lo largo del ciclo fueron: Mumala, Actrices Argentinas y Católicas por el Derecho a Decidir. Por su parte, grandes organizaciones de la sociedad civil, como La Casa del Encuentro o La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, estuvieron presentes junto a organizaciones civiles más pequeñas, algunas en defensa de víctimas de femicidios, otras en defensa de los intereses LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales). Por otro lado, participaron centros de estudiantes, federaciones estudiantiles como la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), centros culturales, grupos de actores de teatro, colectivos de mujeres de diversas localidades, etc. Los sindicatos y sus secretarías de género fueron un sector de gran incidencia en la organización y difusión del ciclo de movilización. Se observó, además, cómo una gran heterogeneidad de agrupaciones y personas autoconvocadas hicieron suyas las demandas esgrimidas en cada manifestación, dejando de lado diferencias políticas, económicas y sociales, al menos en esas instancias.

A medida que transcurre el ciclo de movilización, se puede observar cómo muchos sectores no movilizados son alcanzados por la extensa convocatoria online y, finalmente, acaban participando activamente, tomando como propias las demandas esgrimidas en cada manifestación. Este es el caso de muchos ciudadanos autoconvocados o independientes que participaron de las movilizaciones9.

 

3.4. Dimensión transnacional del ciclo de movilización #NiUnaMenos

Las TIC no dejaron de tener un rol protagónico en ningún momento del ciclo de movilización #NiUnaMenos. A medida que transcurrieron las manifestaciones y los paros que la componen, se aprecia una mayor coordinación en los repertorios de acción realizados, llegando a una escala transnacional. Se puede visualizar cómo aquel 3 de junio del 2015 la “masiva manifestación se irradió de la Argentina al mundo. Uruguay replicó la marcha ese mismo día. Siguió en Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Chile y Paraguay, y este año, el 8 de marzo, en España e Italia” (Marelli, 2018).

Retomando el proceso de difusión no relacional (Tarrow, 2005), puede observarse la emergencia de repercusiones de las manifestaciones contra la violencia machista en otros países, produciéndose un cambio de escala. Es decir, el acontecimiento dejó de tener alcance nacional para inscribirse en un debate transnacional. Este proceso fue, en gran parte, favorecido por las TIC, en tanto estas permiten una mejor difusión y promoción de ideas, así como también mejores tácticas de protesta de los movimientos sociales en forma rápida a través de las fronteras y en un tiempo real (Norris, 2002). Así, lograron generarse marcos de acción y actividades conjuntas que traspasaron el ámbito nacional. En este sentido, se observa la presencia de un ciclo de movilización feminista transnacional a nivel global del cual el ciclo de movilización #NiUnaMenos forma parte. Este contexto permitió una mayor fluidez entre los distintos ciclos de movilización, logrando que sus demandas confluyeran con demandas presentes en las agendas públicas y políticas de otros países, lo que determinó una exitosa coordinación a lo largo de los años.

Desde Twitter, como red social predilecta, y mediante los hashtags (#), se difundieron consignas que se volvieron virales, logrando una mayor visibilización transnacional. De esta forma, se observa cómo “[…] una comunidad activa, sensibilizada con la problemática de violencia hacia las mujeres, instaló a fuerza de tuits el hashtag #NiUnaMenos en el primer puesto del ranking de las tendencias (TT) en Argentina” (Laudano, 2017, p. 7). Ese mismo día por la tarde se transforma en trending topic mundial. El ciclo de movilización feminista transnacional también utiliza las TIC para lograr una cierta coordinación en sus manifestaciones, generando trending topics con hashtags como: #NiUnaMenos, #NoEsNo, #YoSiTeCreo, #Vivasnosqueremos #BeliveSurvivors, #8M, #Cuéntalo, #Time’s Up, #MeToo y #MeSientoMujer (Catalán, 2018).

Habiéndose analizado las repercusiones transnacionales del ciclo de movilización #NiUnaMenos, se encontró que las manifestaciones suscitadas bajo la consigna #NiUnaMenos (2015, 2016, 2017, 2018, 2019) presentaron una fuerte difusión transnacional no relacional en países latinoamericanos, con la adhesión de España y Francia, principalmente: “Los medios internacionales levantaron la consigna, y hubo repercusiones fuertes en las redes sociales en Colombia, México y España […] Además, hubo manifestaciones simultáneas en Chile y Uruguay, […] para el mismo 3J” (Annunziata y Gold, 2018, p. 379); mientras que las manifestaciones realizadas bajo la modalidad de paros, como el Paro Nacional de Mujeres (2016) y los Paros Internacionales de Mujeres (2017, 2018, 2019 y 2020), presentaron una adhesión mucho más fuerte y programada a nivel mundial. Se realizaron también actividades conjuntas y repertorios de acción compartidos de manera transnacional, generándose solidaridades y vínculos desde lo local a lo global. Ejemplo de esto es un sitio web creado de manera colectiva, donde figura actualmente información sobre los Paros Internacionales de Mujeres en varios idiomas10.

A partir del 2017, cada 8 de marzo mujeres de diversas partes del mundo concurrieron unidas a las calles reclamando por sus derechos. Según el diario español El País: “Desde Turquía o Pakistán a Brasil y México, organizaciones feministas han convocado movilizaciones en más de 170 Estados para reivindicar los derechos de la mujer” (Sahuquillo, 2018); y la revista MOR.BO de Chile: “[…] el PIM prepara manifestaciones simultáneas en más de 30 países, bajo un lema común: La solidaridad es nuestra arma” (San Martín, 2017). Otros de los países adheridos a los repertorios de los Paros Internacionales de Mujeres fueron: España, Estados Unidos, Francia, Chile, Italia y Uruguay (“El día que el mundo alzó la voz contra la violencia machista y la desigualdad de género”, 2017).

El proceso de internacionalización, explicado por Tarrow (2005), brindó la oportunidad para que se generaran convocatorias a gran escala que consiguieron movilizar a ciudadanos muy alejados del núcleo convocante, obteniéndose grandes repercusiones transnacionales. Con este panorama, en la era de la sociedad en red, utilizando la terminología de Manuel Castells (2006), los movimientos sociales se apropian del espacio de los flujos, las redes son cada vez más amplias y comienzan a realizarse encuentros y acciones de organizaciones y movimientos sociales y sindicales mundiales.

 

4. CONCLUSIONES

En este artículo de investigación se realizó un análisis multidimensional del ciclo de movilización #NiUnaMenos (2015-2020), asimismo se estudió cómo el uso de las TIC influyó en cada una de las dimensiones estudiadas. En una primera instancia, para abordar de una manera exhaustiva el ciclo estudiado, se contextualizó la situación política en que se desarrolló el ciclo de movilización. Como se observó a lo largo del trabajo, el ciclo de movilización #NiUnaMenos surge al calor de las elecciones presidenciales, las cuales representaron una situación de grandes oportunidades políticas que fueron tomadas por ciertas personalidades madrugadoras para la formación de procesos organizacionales, entre ellos el ciclo de movilización #NiUnaMenos.

Luego, como primera dimensión, se analizó el surgimiento del ciclo de movilización #NiUnaMenos. Se observó cómo, si bien el #NiUnaMenos se venía gestando previo al 3 de junio del 2015, fue a través de las TIC y su capacidad de difusión que se generó una gran convocatoria. Particularmente, a través de Twitter se gestionó una organización y una viralización de las consignas inéditas hasta ese momento, lo que se tradujo en una manifestación multitudinaria el 3 de junio del 2015. De esta manera, se logró poner en agenda demandas de género invisibilizadas hasta ese momento.

En el siguiente apartado del artículo, se indagó sobre la segunda dimensión: las múltiples demandas que se presentan a lo largo del ciclo y cómo estas comienzan a acumularse y ampliarse a lo largo del mandato de la Coalición Cambiemos a partir de la profundización de sus políticas económicas y sociales regresivas. Se observó cómo las demandas de género llegaron a lugares muy alejados de su origen. Este resultado se logró a través del uso de Internet y sus herramientas, principalmente a través de la red social Twitter, donde desde aquel primero 3 de junio en 2015 se generó un salto notorio.

Como tercera dimensión, se estudió a sus actores, los cuales provenían de diferentes sectores, muchas veces opuestos entre sí. Se observó cómo muchos de ellos lograron relegar a un costado sus diferencias y marchar bajo una misma consigna. A su vez, se constató cómo, a través de las exitosas convocatorias online, se logró la adhesión de un gran número de personas sin una trayectoria en la militancia feminista y de miles de autoconvocados a lo largo de todo el ciclo.

Finalmente, se abordó la dimensión transnacional del ciclo de movilización #NiUnaMenos. Allí se exploró la formación de la misma, las herramientas y estrategias utilizadas, así como también el alcance de las repercusiones y repertorios de acción. Se observa a lo largo del articulo cómo las TIC cobraron un lugar central, posibilitando que el ciclo de movilización #NiUnaMenos llegase a ser transnacional. De este modo, logró traspasar la frontera nacional a través de un proceso de difusión transnacional no relacional, generándose un cambio de escala y un activismo internacional muy fructífero. De esta manera, el ciclo de movilización #NiUnaMenos logró articularse en red, construyendo acciones y proyectos colectivos a nivel local, latinoamericano y mundial, donde lo local representa el lugar de anclaje cultural y territorial. De esta manera, el movimiento logró generar repertorios de acción en conjunto con cientos de países, mostrando una gran coordinación, produciendo una mundialización de la protesta y una simultaneidad de acciones de resistencia.

A través de lo estudiado en este artículo, y a modo de conclusión, se pueden mencionar tres de los triunfos más destacables del ciclo de movilización #NiUnaMenos, entendiendo que estos son posibles gracias al uso sistemático de las TIC. El primero a mencionar es el haber puesto en agenda la situación crítica de las mujeres y disidencias en Argentina. El segundo, es haber logrado la adhesión de gran cantidad actores sin una trayectoria de participación en movilizaciones sociales. Finalmente, el logro más relevante a los fines expositivos de este trabajo es haber generado, mediante las TIC, acciones de protestas transnacionales, logrando que el mundo sintiera la presencia de las mujeres en las calles, en la política y en la economía.

 

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  1. La Convención de Belem Do Pará, Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (Mesecvi) define al femicidio como “[…] la muerte violenta de mujeres por razones de género, ya sea tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier relación interpersonal, en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión” (Declaración sobre el Femicidio, 2008, Art. 2).
  2. Tarrow define al internacionalismo como “[…] una densa estructura triangular de relaciones entre Estados, actores no estatales e instituciones internacionales, junto a las oportunidades que eso genera para que los actores emprendan acciones colectivas en diferentes niveles del sistema” (2005, p. 28).
  3. Por globalización se entiende “[…] el volumen y rapidez de los flujos de capital y de bienes de formación y de ideas, de personas y de fuerzas que ponen en conexión a otros actores entre países” (Keohane, 2002; citado en Tarrow, 2005, p. 6).
  4. El proceso de cambio de escala remite a “[…] un cambio en el número y nivel de acciones contenciosas coordinadas que conducen a un punto de enfoque diferente que implica un nuevo abanico de actores y diferentes reivindicaciones más generales” (McAdam, Tarrow y Tilly, 2003; citado en Tarrow, 2005, p. 134).
  5. El proceso de difusión transnacional transmite reivindicaciones o formas de contienda de un enclave a otro, y se genera desde una acción local hacia otros lugares, produciendo así una acción no localizada. Ambos procesos se encuentran presentes en el ciclo de movilización analizado (Tarrow, 2005).
  6. Sobre estos temas también se puede consultar: Díaz y López (2016), allí analizan las estrategias utilizadas para la coordinación, comunicación y visibilización del #NiUnaMenos, focalizando en la utilización de las TIC, en especial las redes sociales para lograr su masividad. Joaquín Fulleda (2012) analiza de manera sistemática la mutua influencia entre los movimientos sociales y las TIC, como así también los nuevos repertorios de acción que generan. Valderrama (2008) analiza la relación entre la transformación de los movimientos sociales, el uso de las TIC y las estructuras sociopolíticas de las sociedades actuales. Para otros antecedentes, véase: Annunziata y Gold (2018); Pugh (2018); De La Torre (2011) y Lago Martínez (2008).
  7. Manifestación por el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo de 2016), Primer Ni Una Menos (3 de junio de 2016) y el Primer Paro Nacional de Mujeres (19 de octubre de 2016).
  8. Segundo Paro Internacional de Mujeres (8 de marzo de 2018), cuarto Ni Una Menos (4 de junio de 2018, al caer domingo el 3 de junio las organizadoras decidieron pasarlo al día siguiente), tercer Paro Internacional de Mujeres (8 de marzo de 2019), quinto Ni Una Menos (3 de junio de 2019) y cuarto Paro Internacional de Mujeres (8 de marzo de 2020).
  9. Los actores nombrados en este trabajo fueron recuperados de las observaciones participantes realizadas a lo largo del ciclo de movilización #NiUnaMenos (2015-2020). Es posible que por la masividad de las manifestaciones las observaciones participantes realizadas presenten sesgos, no pudiendo abarcar a la totalidad de los actores en cuestión.
  10. Página web del Paro Internacional de Mujeres: parodemujeres.com