Artículo Volumen 5, Nº2, 2017

Ley de Thirlwall y la matriz productiva en Haití: una propuesta desde el enfoque estructuralista de la CEPAL / Thirlwall’s Law and the productive matrix in Haiti: A proposal from the structuralist approach of ECLAC

Autor(es)

Kendy Boisrond

Secciones

Sobre los autores

Leer el artículo

Artículo recibido el 30 de septiembre y aceptado el 30 de noviembre 2017.

 

Resumen

Este artículo presenta una investigación empírica sobre el desarrollo productivo de la economía haitiana en las últimas décadas, basado en la balanza comercial del país y su competitividad en el mundo. Se ha utilizado la base de datos COMTRADE de las Naciones Unidas para llevar a cabo los análisis de competitividad. El objetivo es determinar el nivel de sofisticación de los productos exportados por Haití, poniendo énfasis en el nivel de innovación tecnológica utilizado en la industria local, y su proceso de desarrollo bajo la visión estructuralista de la CEPAL. El análisis está respaldado por la ley de Thirlwall, y se sugiere que la economía haitiana necesita llevar a cabo cambios significativos en su matriz productiva para dinamizar su competitividad en el exterior, como también la necesidad de fortalecer la institucionalidad en el país e impulsar políticas industriales para crecer y alcanzar el desarrollo económico.

 

Abstract

This paper presents and empirical investigation about the productive development of the Haitian economy in the past few decades, based on the country’s trade balance and its competitiveness in the world. The UN COMTRADE database was used to carry out the competitiveness analysis. The objective is to determine the level of sophistication of the products exported by Haiti, with emphasis on the level of technological innovation used in the local industry, and its development process under the structuralistic vision of ECLAC

The analysis is supported by the Thirlwall’s law, and it is suggested that the Haitian economy needs to carry out significant changes in its productive matrix in order to stimulate its external competitiveness, as well as the need to strengthen institutionalization in the country and to bolster the industrial policies to grow and achieve economic development.

 

 1.INTRODUCCIÓN

En las últimas décadas, las TIC han tenido un impacto positivo en el crecimiento y la productividad de los países desarrollados, acelerando la transición hacia economías basadas en manufactura avanzada, las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, la biotecnología y la nanotecnología. Lamentablemente en América Latina, la difusión de estas nuevas tecnologías aún no ha generado las externalidades y derrames tecnológicos positivos hacia los diferentes sectores de la economía. Por ejemplo, las estimaciones del proyecto LA-KLEMS1
para 2007 señalan que la participación de la industria digital en el PIB para la Argentina, Brasil, Chile y México es del 3,2%, en promedio, una cifra muy inferior a la de los países de la Unión Europea (5%), los Estados Unidos (6,4%) y el Japón (6,8%). Además, no solo existe una brecha tecnológica pronunciada entre las principales economías latinoamericanas y sus pares del mundo desarrollado, sino también la matriz productiva entre los países de la región (América Latina y el Caribe) es muy heterogénea, lo que resulta que, a menor grado de desarrollo tecnológico de un país, menor es su nivel de desarrollo económico y mayor es la necesidad de un cambio estructural.

En este trabajo, se analiza la situación actual de especialización productiva y de inserción internacional de la República de Haití, el único país de la región en la lista de los Países Menos Avanzados (PMA)2 con una tasa de pobreza de 58,5% y un coeficiente de Gini de 0,59 (Banco Mundial, 2012). Hace unas tres décadas, la situación socioeconómica del país se ve agravada en post a la liberalización comercial aplicada por sus gobiernos en la década de 1980, que tradujo la caída sustancial en el desempeño económico y el bienestar de esa nación. A partir de la década de 1990, a causa de la incapacidad del país caribeño para aprender, absorber e incorporar nuevas tecnologías en su matriz productiva, le dificulta la posibilidad de cerrar las brechas tecnológicas existentes entre sus pares latinoamericanos y converger su economía hacia ellos. Por ello toma fuerza la idea de cambiar la matriz productiva de Haití, como alternativa que ayudaría al país a equilibrar su balanza comercial y mejorar sus principales variables macroeconómicas para alcanzar el camino de desarrollo.

Esta investigación se fundamenta particularmente en la teoría estructuralista de la CEPAL. Para respaldar el análisis, se hará hincapié sobre la ley de Thirlwall3 relacionada a la restricción del crecimiento por la balanza de pagos y la exploración de COMTRADE4, relativa al estudio de cuota de mercado y de competitividad en el mercado mundial. Con el propósito de enriquecer el debate, se compara la economía de Haití con su homóloga, la República Dominicana, en materia de competitividad, para así contextualizar con más claridad la situación económica en la isla5

El trabajo se organiza de la siguiente manera: después de este apartado introductorio, el capítulo II presenta algunos antecedentes sobre la economía latinoamericana y el panorama de la matriz productiva haitiana. El capítulo III describe el marco teórico que sustenta la investigación y los resultados empíricos recogidos, poniendo principal énfasis a la ley de Thirlwall y el análisis de cuota de mercado con una mirada al nivel de sofisticación tecnológica de los bienes exportados. En el capítulo IV, se presentan algunas propuestas de políticas públicas respecto del cambio de matriz productiva a favor de Haití, para finalizar con una conclusión.

 

2. Antecedentes y panorama económico en América Latina y Haití

2.1. Crecimiento económico y cambio estructural

Uno de los principales obstáculos hacia el camino de inserción en grandes mercados mundiales, es el cambio de sectores de baja productividad, como la pequeña agricultura y los servicios informales, a sectores de alta productividad. Este proceso de transformación se denomina cambio estructural, una travesía recorrida por países desarrollados6, que aún supone un desafío para América Latina y el Caribe. Desde el enfoque schumpeteriano, el cambio estructural explica la mayor parte de la brecha tecnológica, ya que coincide con el progreso tecnológico, en el que la competitividad y las capacidades tecnológicas se refuerzan mutuamente (CEPAL, 2014), y sin olvidar la importancia de este cambio en término de crecimiento económico y restricciones externas en una visión poskeynesiana.

El Producto Interno Bruto (PIB), es la variable macroeconómica más utilizada en el mundo para analizar el desempeño de una economía, y que en cierto modo visibiliza los grandes rasgos de la estructura productiva de una nación. El gráfico a continuación describe la realidad de unos dieciséis países de la región en materia de crecimiento económico según un estudio de la CEPAL.

Gráfico 1. Países Latinoamericanos seleccionados: Producto Interno Bruto (Variaciones entre promedios anuales)

Fuente: Elaboración propia, sobre la base de datos de la CEPAL. La experiencia económica de los últimos 15 años (1980-1995) (Santiago de Chile, CEPAL, 1999).

 

Durante la década 1985-1995, los países de América Latina han sido marcados por crecimiento positivo (salvo la Argentina entre 1985-1990), contrariamente a los datos estadísticos de crecimiento antes de los años de 1980. No todos los países de la región han seguido el mismo ritmo de crecimiento. En 1981 por ejemplo, los resultados en materia de crecimiento económico que se registraron en Haití antes del ajuste estructural, fueron positivos e incluso por encima de algunos países de la región, cuyas economías son importantes en la actualidad (como es el caso de Chile al inicio de la década de 1990, por ejemplo, gracias a sus reformas económicas y la inserción de nuevas tecnologías en su matriz productiva).

Sin embargo, solo la economía haitiana sobre un total de dieciséis decreció en el periodo 1991-1995 (véase Gráfico 1), justo en una era que fue marcada por la adopción y exploración de nuevas tecnologías en las industrias locales (introducción de hardware y software en la administración pública y privada, el auge de la telecomunicación e internet, el boom de los bienes electrónicos, etc.) y la modernización estructural en el desarrollo productivo de los países latinoamericanos. Ahora bien, surgen las siguientes preguntas: ¿Cuál ha sido el rol del cambio tecnológico en la matriz productiva de muchos países en la región que Haití no supo aprovechar? Y ¿qué deberían hacer los gobiernos de esta nación para revertir la situación e impulsar la economía nacional hacia el desarrollo económico? Se presenta a continuación un breve repaso de los principales sectores económicos de Haití, cuyo propósito es utilizar esa realidad como trasfondo y foco de análisis para desarrollar este estudio.

 

2.2. El sector primario

Este sector de la economía haitiana es trascendental para la alimentación de la población y representa una fuente importante de ingreso para la economía. Se caracteriza por la explotación de los recursos naturales tales como: agricultura, pesca, ganadería, silvicultura, minería, etc. Ha sido el sector más importante del país desde la época colonial. En él, se concentra el 50% de la población económicamente activa desde la década de 1970, lo que equivale a 1,6 millones de habitantes sobre 3,1 millones de activos ocupados ( Montas,1977, p.4). Cabe destacar que, en 1970, este sector representaba un 42% del PIB, y solo un promedio de 23% en 2013 según los datos oficiales de IHSI.7 Tal situación puede ser explicada por falta de financiamiento y de modernización del sector, que lleva consigo un rendimiento decreciente de los factores productivos (gran volumen de mano de obra, poca presencia de maquinaria especializada en la agricultura y baja producción), ya que el país sigue produciendo bajo los mismos métodos arcaicos de hace décadas atrás, con poca presencia de máquinas pesadas que le ayudarían a sacar provecho de los recursos naturales y la explotación de sus suelos.

2.3. El sector secundario

El sector secundario muestra un desempeño muy débil en Haití. Al igual que el sector primario, este ha disminuido tanto en valor absoluto como relativo respecto del PIB (pasando de 25% en 1987 a 18% en 2003)8, alcanzando una ocupación de alrededor de 300 mil personas tanto del sector formal como informal. El desarrollo industrial no explica su desempeño en los últimos años (sector siderurgia, las industrias mecánicas, la química, la textil, la producción de bienes de consumo, el hardware informático, etc.). En cuanto al análisis del sector industrial, este queda muy poco desarrollado por la ausencia de productos y servicios con valor agregado para competir en el exterior, y tampoco puede ser considerado como un sector favorable para el crecimiento y el desarrollo económico. Según las fuentes estadísticas oficiales del país, para 2013, este sector sigue participando con la misma tasa de crecimiento que hace una década atrás. Una realidad que da mucho que reflexionar en pleno siglo XXI donde la matriz productiva de los países del mundo depende cada vez más de nuevas tecnologías. Frente a esa situación, este estudio pretende visibilizar el vacío estructural en Haití, aportando nuevas ideas que impulsarían el desarrollo económico de este país.

2.4. El sector terciario

Por último, el sector terciario es el que más promueve el crecimiento económico en el país. Su importante expansión en la economía nacional da a conocer su capacidad para promover y mantener el ritmo de ese crecimiento. Este último representó un 46,3% del PIB en 1987 y alcanza en promedio un 60% en los últimos años. Por ello, es el sector relativamente más fuerte y en expansión dentro de la economía. Sin embargo, los subsectores como comercio (mayormente informal), transportes, comunicaciones, finanzas, turismo, hostelería, ocio, cultura, y espectáculos son todavía muy débiles en infraestructuras y frágiles para sostener la economía nacional en un mundo globalizado. Una vez más, la importancia de empujar este sector, entre otros, hacia el cambio estructural para la producción de bienes y servicios más sofisticados y ser una economía competitiva en el mercado internacional.

 

3. El enfoque estructuralista de la CEPAL

3.1. Desarrollo productivo y cambio estructural

El cambio estructural es un pilar fundamental en el proceso de desarrollo al momento de expandir la capacidad económica de un país. Desde esa lógica, un cambio estructural es aquello que diversifica la economía y amplía la participación en la estructura productiva de los sectores con mayor intensidad en conocimientos (eficiencia schumpeteriana) y con mayor tasa de crecimiento de la demanda (eficiencia keynesiana o de crecimiento, según Dosi, Pavitt y Soete, 1990). En el enfoque de la CEPAL, se denomina eficiencia dinámica, considerando que los análisis empíricos han demostrado que la combinación de esas dos eficiencias genera una trayectoria virtuosa de crecimiento económico con tasa más alta, donde la productividad y el empleo crecen en conjunto en la economía.

Para llevar a cabo esa teoría cepalista, es imprescindible cambiar los patrones de producción y de consumo sobre la base de un cambio tecnológico de las diferentes entidades económicas que necesita una sociedad para desempeñarse. Por consiguiente, ese cambio reflejará no solamente en lo económico que supone la estructura del desarrollo productivo, sino también en lo social, y de forma más integral en lo ambiental, para un cambio estructural sustentable. Desde esa mirada, es necesario identificar y cerrar las brechas que pueden perjudicar el proceso. En el caso de Haití, esas brechas son múltiples, crónicas, y se necesita actuar de forma urgente.

3.2. Brecha de productividad e innovación tecnológica

Un cambio estructural profundo necesita la interrelación entre las variables macroeconómicas, fiscales y sociales, y se debe ponerlas a prueba para chequear la estructura de la economía en cuestión. Esa prueba tiene que ver en cuánto estos factores están vinculados e influenciados por la innovación tecnológica, y los resultados esperados en el tiempo sobre la productividad. Es bueno considerar también que la innovación representa un factor clave al momento de competir en un mundo globalizado, y es el termómetro por excelencia para consolidar el superávit de balanza comercial. Esto quiere decir que, a mayor grado tecnológico y de innovación, mayor será la capacidad de competir y generar más demanda en el mercado global, lo que generará un mayor crecimiento económico, de lo que se espera la creación de nuevos empleos. Son estos ajustes que le hacen falta a Haití para fortalecer su economía internamente y posicionarse a nivel internacional.

Por otra parte, las brechas sociales no pueden explicarse sin entender la desigualdad de la calidad y la producción de puestos de trabajo en los diferentes sectores de una economía. Asimismo, las brechas de productividad reflejan, y a la vez refuerzan, las brechas de capacidades, de incorporación de progreso técnico, de acceso a redes de protección social y de opciones de movilidad ocupacional ascendente a lo largo de la vida (CEPAL, agosto 2012). Por consiguiente, en la medida en que los sectores de baja productividad tengan enormes dificultades para innovar, adoptar tecnología e impulsar procesos de aprendizaje, como es el caso de la economía haitiana, la heterogeneidad interna tiende a agudizar los problemas de competitividad sistémica, de modo que se generan círculos viciosos no solo de pobreza y bajo crecimiento del PIB, sino también de aprendizaje lento y cambio estructural débil, y sin posibilidad de que el país converja su economía hacia las demás economías de la región.

3.3. Principales indicadores de estructura productiva

La CEPAL, para medir la intensidad de la estructura productiva de los países dentro y fuera de la región, suele utilizar cuatro tipos de indicadores que son herramientas muy útiles a la hora de estudiar el dinamismo de las economías en término de cambio estructural y para analizar el grado de convergencia económica de dos o más países.

Primero, para los países de alto nivel de desarrollo, se emplea habitualmente un sistema de dos indicadores llamado esfuerzo y resultado económico que pretende medir la inversión en investigación y desarrollo (I+D) y el número de patentes por millón de habitantes respectivamente. Un segundo indicador de desarrollo productivo tiene que ver con la productividad relativa (PR) que es el cociente entre el nivel de la productividad laboral de una economía y la productividad en los Estados Unidos. El tercero evalúa el peso de las exportaciones de mediana y alta tecnológica (Xhmt) en las exportaciones totales, según la clasificación de intensidad tecnológica Lall, y el último mide el cociente entre la participación de los sectores intensivos en ingeniería en el valor agregado manufacturero de una economía y la participación de estos mismos sectores en los Estados Unidos (IPR).

También existen otros indicadores como el Índice de adaptabilidad (IA)9 y el Indicador de sofisticación de las exportaciones (EXPY) que han sido utilizados en los últimos años en el marco de medición de productividad de los países. En el marco de este trabajo particularmente, se utilizará este último, poniendo principal énfasis en los conceptos de exportación y competitividad de la economía haitiana, indagando sobre la sofisticación de sus productos exportados en materia de innovación tecnológica, a través de la ley de Thirlwall sobre la balanza comercial.

3.4. Ley de Thirlwall y el desarrollo productivo

Desde los años de 1950, las ideas relativas al desarrollo económico y el cambio estructural han sido planteadas en las discusiones sobre la teoría de desarrollo en los países, y se ven muy relacionadas desde una perspectiva de desarrollo de largo plazo. Los factores de producción trabajo y capital fueron reforzados por la innovación tecnológica, pasando de baja a alta productividad de los sectores que prevalecen los retornos crecientes en las economías. Esa idea se ve cada vez más apoyada en las industrias de los países desarrollados, y se ha convertido como fuente de insumos en el diseño de políticas públicas de algunos países (los cuatro tigres asiáticos, por ejemplo)10 y China en los últimos años, que buscan nuevos horizontes en el ámbito del desarrollo económico, consolidando positivamente sus balanzas de pagos a través de la elasticidad del comercio exterior. Es lo que describe la ley de Thirlwall hace más de tres décadas, considerando los efectos de la restricción externa en el crecimiento de un país.

Anthony P. Thirlwall, quien partió de un trabajo de Harrod (1933) afirma:

La balanza de pagos impone una restricción al crecimiento, de tal forma que una economía no puede crecer más allá del tope permitido por la disponibilidad de moneda extranjera. Dado esa condición, y bajo los supuestos de existencia de equilibrio en la cuenta corriente y de términos de intercambio constantes, la tasa de crecimiento en el largo plazo depende de las elasticidades ingreso de las demandas de exportaciones y de importaciones; así el incremento de las exportaciones de una economía mejora el crecimiento, mientras que el incremento de las importaciones lo empeora.

Esta condición es lo que se conoce como la ley de Thirlwall, y la expresión matemática se escribe de la siguiente forma:

Donde , es el precio de las exportaciones en moneda doméstica, son las exportaciones totales , es el precio de las importaciones en moneda extranjera,  es el tipo de cambio nominal expresado como unidades de moneda local por moneda extranjera y son las importaciones totales.

Desde esa mirada, se presenta a continuación el estado de balanza comercial de la República de Haití, donde se propone poner a prueba la aplicación de la ley de Thirlwall (sin correr modelos econométricos), para después hacer hincapié en la matriz productiva de este país, cuyo propósito es detectar el grado de innovación tecnológica introducido en la industria nacional para respaldar la eventual necesidad de cambio estructural según la teoría estructuralista de la CEPAL. El siguiente gráfico muestra la tendencia y la evolución de la economía haitiana en el comercio exterior a lo largo del periodo 1962 -2008 en dólares corrientes.

Gráfico 2. Evolución de la balanza comercial de Haití entre 1962 y 2008, en millones de dólares

Fuente: elaboración propia, sobre la base de datos del Banco Mundial (BM).

 

El gráfico presenta el panorama de la balanza comercial de Haití a lo largo de casi medio siglo, donde cada punto define el promedio simple de tres años corridos. Claramente se puede apreciar la evolución del déficit comercial (M>X) del país en más de cuatro décadas, con una amplia brecha a partir de la segunda mitad de la década de 1990. Esta situación puede ser explicada por el aumento de la demanda de bienes y servicios en el mercado local (frente a la caída de la producción agrícola durante la liberalización comercial en el país) y por la elevación de los precios en el mercado internacional (Bonny, 2007). De forma preliminar, se evidencia la aplicación de la ley de Thirlwall además del decrecimiento económico registrado en ese mismo periodo, con un PIB negativo de -8,3% (véase el Gráfico 1).

En adelante se analiza el desempeño de Haití en el exterior, poniendo énfasis en la sofisticación de sus exportaciones para consolidar con mayor fuerza la teoría estructuralista de la CEPAL y la ley de Thirlwall que este trabajo pretende aportar. Para ello, se utilizará la base de datos del comercio mundial, COMTRADE, donde se presentará brevemente la cuota global del mercado haitiano frente a su competencia cuasi perfecta, la República Dominicana.

 

3.5. Grado de sofisticación de los bienes en la economía

Para estudiar el proceso de desarrollo productivo en Haití y entender la capacidad industrial local en término de innovación y el progreso técnico, se analizarán dos rubros de COMTRADE, cuyo progreso técnico, la ingeniería, la innovación y el desarrollo científico son esenciales en la producción de los bienes y servicios de estos rubros. Además, estos generan mayor valor agregado en los productos fabricados y fortalecen la competitividad en el resto del mundo. Los dos rubros económicos identificados son los productos químicos y conexos, las maquinarias y equipo de transporte correspondientes a las categorías cinco (5) y siete (7) respectivamente.

El siguiente cuadro presenta una lista de productos a nivel agregado de las categorías mencionadas, donde estos bienes son los que potencian la producción industrial y que generan un mayor valor añadido en las transacciones globales por contener alto nivel de conocimientos y de ingeniería (eficiencia schumpeteriana), que generan a su vez una alta demanda (eficiencia keynesiana). Lo que se llama eficiencia dinámica según el enfoque estructuralista de la CEPAL en el marco de cambio de matriz productiva en la senda del desarrollo.

Tabla 1. Matriz de rubros con especialización industrial e innovación tecnológica

RUBROS DESTACADOS EN MATERIA DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA
Productos Químicos & Conexos

(Categoría 5)

Maquinaría & Equipo de transporte

(Categoría 7)

Productos químicos orgánicos (51) Maquinaria y equipos generadores de fuerza (71)
Productos químicos inorgánicos (52) Maquinarias especiales para determinadas industrias (72)
Materias tintóreas, curtientes y colorantes (53) Máquinas para trabajar metales (73)
Productos medicinales y farmacéutico (54) Maquinarias y equipo industrial en general (74)
Aceite esenciales y productos de perfumería (55) Máquinas de oficinas para elaboración automática de datos (75)
Abonos manufacturados (56) Aparatos y equipos para telecomunicación y grabación del sonido (76)
Explosivos productos de pirotecnia (57) Maquinaria, aparatos y artefactos eléctricos (77)
Resinas y mat. Plásticas artif., estere y éteres (58) Vehículos de carretera (incluso aerodeslizadores) (78)
Materias y productos químicos (59) Otro equipo de transporte (79)

Fuente: elaboración propia, selección de datos de COMTRADE.

Considerando el grado de especialización industrial de estos rubros en término de innovación tecnológica para consolidar la estructura productiva de una economía, se propone comparar el posicionamiento tecnológico entre las Repúblicas de Haití y Dominicana para observar el comportamiento de ambas economías en materia de estructura productiva y competitividad, para finalmente adelantar conclusiones pertinentes en este estudio.

3.6. Breve comparación industrial entre Haití y la República Dominicana (RDO)

En el rubro de maquinaria y equipo de transporte (categoría 7), la especialización presenta una situación opuesta entre Haití y la República Dominicana. La especialización de Haití es prácticamente negativa a lo largo del periodo analizado (salvo en la década 1999-2009, siendo nulo, Gráfico 3). Esto quiere decir que el país importó mucho de los productos y subproductos de esa categoría, afectando de ese modo negativamente su balanza comercial como se lo adelantó en el Gráfico 2. Esta situación respalda no solo la ley de Thirlwall (ceteris paribus), sino también el enfoque estructuralista de la CEPAL.

Gráfico 3. Variación en el grado de especialización en maquinaria y equipo de transporte (Haití y RDO)

Fuente: elaboración propia sobre la base de datos de COMTRADE. Valor total de las importaciones procedentes de un país exportador (según el rubro), en el año inicial y en millones de dólares corrientes. Periodos: 1989-1999, 1999-2009 y 2009-2012, para Haití y República Dominicana.

La otra forma de explicar la situación en la isla, es que República Dominicana (RDO), hace uso de nuevas tecnologías en los campos de la ingeniería y los bienes producidos, aportando nuevas ramas de conocimientos que fortalecen sus exportaciones e impulsan su estructura productiva. Por el otro lado, Haití, por no acoplarse a estos cambios, la industria local se estancó y sus productos llegan al mercado internacional simplemente como materia prima, carente de innovación tecnológica y de plusvalía comercial. Desde esa perspectiva, surge la gran pregunta: ¿cuánto tiempo tomará a Haití para competir en el mercado internacional de forma robusta, si todavía se encuentra a varias décadas de atraso tecnológico respecto de sus pares en el mundo?

Considerando ahora el rubro de productos químicos y conexos del gráfico siguiente, se destaca una vez la RDO, salvo que se aprecia una mejora en materia de especialidad y competitividad de Haití respecto de su competencia directa sobre todo en la década de 1999-2009. Sin embargo, la intensidad se redujo en el periodo 2009-2012. Considerando la tendencia a la baja que existe en ambos países analizados, es muy probable que la crisis internacional de 2008 haya propulsado tal efecto en esa categoría de productos en la isla.

Gráfico 4. Variación en el grado de especialización en productos químicos y conexos (Haití y RDO)

Fuente: elaboración propia sobre la base de datos de COMTRADE. Valor total de las importaciones procedentes de un país exportador (según el rubro), en el año inicial y en millones de dólares corrientes. Periodos: 1989-1999, 1999-2009 y 2009-2012, para Haití y República Dominicana.

 

4. Matriz productiva precaria en Haití: impactos y propuestas de políticas públicas

Se ha estudiado a grandes rasgos la estructura y la capacidad productiva de Haití en distintos periodos de la segunda mitad del siglo XX y el inicio del siglo XXI. Pese que el país es una de las pequeñas economías abiertas en el mundo, se ha notado que su competitividad en término de cuota de mercado, por ejemplo, es muy precario respecto de la República Dominicana, por ejemplo, que también es un pequeño país en desarrollo, pero con una matriz productiva más dinámica y adaptable a los cambios que se genera en la era de la globalización.

Durante el periodo 1962-2008, la balanza comercial haitiana ha tenido un déficit progresivo y profundo, y cuando se analiza la capacidad del país para especializarse en bienes y servicios con mayor valor agregado, donde los conocimientos en ciencias, innovación y tecnología juegan un rol clave en el proceso productivo, se llega a la conclusión que el país se encuentra muy por debajo del promedio regional al momento de captar, aplicar, desarrollar y generar nuevas capacidades productivas, lo que le impide competir y dinamizar su economía.

Existe otra variable macroeconómica que afecta directamente la actividad económica cuando una economía no se especializa en actividades de alto valor añadido, es la llamada Inversión Extranjera Directa (IED), que promueve grandes infraestructuras, capitales financieros y físicos. La IED puede ser el motor de desarrollo para algunos países receptores, y representa un aporte significativo para la modernización, el incremento de la producción y la creación de puestos de trabajo. Además, a la hora de decidir en qué país invertir, el dinamismo de la estructura productiva de un país puede marcar diferencias como se lo puede apreciar en el siguiente gráfico.

Gráfico 5. Evolución de la Inversión Extranjera Directa (IED) entre Haití y la RDO (2001-2013)

Fuente: elaboración propia con datos de la CEPAL, sobre la base de cifras y estimaciones oficiales al 8 de mayo de 2014. En millones de dólares, para Haití y República Dominicana.

Una vez más, se puede apreciar la preferencia de los inversionistas internacionales con la República Dominicana sobre su vecino país en materia de IED (considerando la amplia brecha existente en la materia), y sin menospreciar la realidad sociopolítica existente en la isla, que también puede desequilibrar la balanza a favor de uno u otro. Siguiendo la misma línea investigativa del trabajo, se puede presumir que la inyección de IED en un país se relaciona a la dinámica de su matriz productiva, siendo el país más atractivo para invertir.

En término general, Haití se encuentra completamente en desventaja, considerando su incapacidad de producir bienes de alta capacidad tecnológica para competir de forma eficaz y eficiente en el mercado mundial, y su economía, hace décadas se encuentra estancada (bajo crecimiento, alto nivel de desempleo, tendencia inflacionaria, entre otros) y sin destacar su complejidad para acercarse a la frontera tecnológica mundial, se plantean a continuación algunas propuestas de políticas que podrían promover e impulsar un cambio estructural en el país, poniendo énfasis en la transformación de la economía nacional, adoptando una nueva matriz productiva que facilitaría su despegue y acercarse hacia el nivel de desarrollo de los países latinoamericanos.

 

4.1. Hacia un cambio estructural en Haití

Durante la crisis de la deuda en América Latina y el Caribe en la década de 1980, la liberalización económica y de apertura comercial fue un gran desafío para los países de la región porque tuvieron que lidiar con crecimiento económico débil, inestable y con balanza comercial deficitaria. En el caso de Haití, la situación se empeoró con la política neoliberal impulsada en la década de 1990 cuando se aprecia un fuerte estancamiento de la economía local: Baja productividad, alta tasa de desempleo, inversión extranjera directa casi inexistente, incorporación tecnológica casi nula, la explosión de las importaciones sobre las exportaciones, la caída de los salarios reales, entre otros. Unas características económicas deficientes que el país sigue registrando en el siglo XXI.

Algunas economías latinoamericanas son importantes en la actualidad (Brasil, Argentina, Chile, México y Costa Rica) gracias a sus capacidades de aprovechar los patrones de conocimientos y de cambios tecnológicos disponibles para agilizar sus estructuras productivas a través de políticas de industrialización (aún en menor grado, Chile). Asimismo, se requiere plantear la pregunta: ¿cómo se generó el progreso técnico, y cuál ha sido el rol de la innovación tecnológica en el fomento productivo en la región?

En este trabajo, se propone dos cambios indispensables a la hora de potenciar la matriz productiva en Haití: el fomento de la institucionalidad en el país y la aplicación de políticas de desarrollo tecnológico. Gran parte de los gobiernos de la región han impulsado sus economías poniendo énfasis en la eficiencia de sus mercados, la especialización en bienes y servicios sofisticados, la consolidación de redes y ventajas comparativas, el control de la inflación entre otros, para crear un sistema macroeconómico más estable y fuerte. La mayoría de esas reformas han sido posibles gracias al fortalecimiento de sus instituciones, el progreso y el desarrollo tecnológico, inversiones en I+D y de innovación (económica y social). Unas prácticas y conocimientos que Haití podría adoptar y replicar como bien público (en término de valor de uso) (Romer, 1990). Para llegar a ello, es necesario fomentar, desarrollar y aprovechar estas capacidades para resolver los problemas de desarrollo económico, social y ambiental que atraviesa el país desde hace varias décadas.

 

4.2. La institucionalidad en el proceso de desarrollo en Haití

Es prácticamente imposible hablar de políticas de desarrollo económico y de cambio estructural sin fomentar y desarrollar una cultura institucional sólida y dinámica en una sociedad. De hecho, la base de toda nación se encuentra en su capacidad institucional para generar cambios profundos y promover los grandes ejes de desarrollo ya sea en lo político, económico, social, ambiental y constitucional. Sin ello, es difícil armar el rompe cabeza de un sistema de desarrollo duradero, como, por ejemplo, la armonización de derechos y deberes de la ciudadanía, la interrelación de los sectores de derecho (público, privado y la sociedad civil), las instituciones para establecer las reglas de juego, garantizar la buena y correcta interpretación de las leyes por parte de los actores y jugadores, y sin olvidar las relaciones exteriores en un mundo globalizado.

Además, es fundamental pensar en construir un marco legal institucional en el país, tomando buenas decisiones para ordenar los dispositivos estructurales. Un proyecto institucional requiere la participación y la voluntad de los tres principales poderes en Haití: Ejecutivo, Legislativo y de Justicia, y consolidado por la sociedad civil (organizaciones de derecho humano, entre otros). También, la experiencia internacional puede ser un aporte en ese aspecto siempre y cuando los valores democráticos sean tomados en consideración para el progreso institucional y el bienestar de la población. En materia de desarrollo económico local, por ejemplo, el país deberá resolver el problema de deficiencia estadística existente, que ayudaría al Estado en la gestión, la planificación y el diseño de mejores políticas públicas.

 

4.3. Políticas públicas para el desarrollo tecnológico en Haití

De la misma forma que la institucionalidad tiene un papel fundamental en el desarrollo productivo de una sociedad, es necesario subrayar también que el progreso técnico es un arma complementaria para el éxito del cambio requerido. Como se ha visto a lo largo de este trabajo, la economía haitiana tiene una gran carencia para absorber las ciencias y nuevas tecnologías en su estructura, lo que le perjudica en término de productividad y competitividad, a su vez debilita el crecimiento económico y afecta negativamente su nivel de desarrollo. Para resolver estos problemas, la creación de una institución pública que promueva el desarrollo tecnológico y la innovación científica es necesaria, para así cerrar estas brechas persistentes, y proyectar el país hacia el desarrollo económico e industrial. A continuación, está diseñada una matriz que describe tres etapas de desarrollo tecnológico que se debería considerar a lo hora de llevar a cabo un plan de política industrial en el país, bajo el marco de cambio estructural.

Tabla 2. Matriz pro-cambio estructural y desarrollo tecnológico en Haití

Fases o Etapas Focalización Método
Fase 1: Transferencia e inducción tecnológica. Instituciones públicas y privadas – Sectores productivos- El fisco- Oficinas Estadísticas- Sectores de Energía- Infraestructuras- Seguridad- Telecomunicaciones- Educación- Salud- etc. Replicar modelos internacionales exitosos, importando nuevas tecnologías en el sistema económico.
Fase 2: Promover la ciencia y la innovación tecnología. Universidades y centros de formación técnica-

Centros investigativos-

Mercados: Bienes y servicios; Capitales y Trabajo.

Difusión tecnológica e ingeniería.
Fase 3: Hacia el cierre de brechas tecnológicas. Inversión en I+D-

Patentes- Software- Creación de nuevos mercados, etc.

Exploración científica.

Fuente: concepción y elaboración propia del autor.

Cada etapa o fase tiene su propia metodología, y los grupos económicos involucrados (actores e instituciones de focalización). Esto no significa que las etapas deben necesariamente seguir el orden establecido al momento de poner en marcha esas políticas, tampoco pretende ser un proceso completo ni exhaustivo, es decir que este es susceptible a implementaciones y cambios en el tiempo, según los objetivos planteados por los tomadores de decisiones.

Esta matriz denominada pro cambio estructural y progreso tecnológico, está diseñada para ser incorporada en el plan institucional tecnológica que este trabajo propone en el marco de un cambio estructural para Haití, que promovería el desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica en el país. A continuación, se detallan brevemente las ideas vinculadas a cada una de las etapas del cambio de matriz productiva propuesta.

 

  • Transferencia e inducción tecnológica (Fase 1)

La transferencia tecnológica es uno de los primeros pasos a considerar para abordar ese cambio en el conjunto de las instituciones y los sectores económicos del país. Para ello, una asociación público-privada debe actuar juntos, incentivando a los distintos actores a importar e incorporar las nuevas herramientas tecnológicas necesarias para dinamizar la economía. Asimismo, se requiere generar cambios que permitirían lograr un mayor impacto en la sociedad, sugiriendo replicar, en esta fase, modelos internacionales exitosos, poniendo énfasis en la viabilidad y la eficacia de esa transferencia en la sociedad haitiana.

  • Promover la ciencia y la innovación tecnológica (Fase 2)

Una de las cosas a considerar a la hora de transferir tecnologías de un país a otro, es la capacidad del país receptor de absorber esa nueva herramienta disponible. Por ello, la capacitación técnica y sobre todo a los profesionales, es fundamental para el éxito del proceso. La educación es el medio por excelencia para achicar brechas a escala humana y una gran inversión para toda sociedad. Así que, para absorber, difundir y aplicar estos conocimientos, se debe fortalecer y desarrollar el capital cognitivo (capital de la mente o el saber humano) adquirido en distintos niveles educacionales, fomentando talentos intelectuales (capital humano), los cuales permiten desarrollar sectores más productivos, capaces de impulsar nuevos mercados en la economía, y nuevos conocimientos en la sociedad. En esa línea de idea, es necesario facilitar la accesibilidad y el consumo del internet, reducir los costos en conceptos de telecomunicaciones y transportes, acercar los aparatos tecnológicos a la población para generar un cambio transversal y de inclusión social.

En esta misma etapa, el sistema educativo del país juega un rol clave, promoviendo habilidades blandas y duras, y la incorporación de las TICs (Tecnología de la Información y Comunicación) en la enseñanza desde la temprana edad, impulsar la formación técnico-profesional, promover formación académica que se relaciona a la ingeniería, las ciencias aplicadas y las nuevas tecnologías, incentivar especializaciones en el exterior a través de becas para generar más y mejor capacidades intelectuales, sobre todo en áreas productivas y esenciales para el desarrollo de la ciencia. Esta fase de transición requiere tiempo e inversiones muy costosas. No obstante, es el camino más adecuado y seguro para alcanzar un cambio en la estructura productiva y el desarrollo económico del país en el largo plazo.

  • Hacia el cierre de brechas tecnológicas (Fase 3)

Por último, la tercera etapa de la matriz que se denomina “cierre de brechas tecnológicas”, es la fase más ambiciosa por lo que la innovación tecnológica es muy dinámica, por lo tanto, siempre hay que estar avisado de los cambios para capacitarse y actualizarse para sostener en el tiempo el desarrollo económico. La producción de bienes y servicios sofisticados juegan un rol clave para su inserción en el mercado mundial, mantener el ritmo de la economía, estimula la formación de nuevos mercados y nuevos conocimientos, multiplicando el número de patentes emitidas, la generación de numerosos trabajos científicos, etc. Por lo que esa fase tiende a estimular y dinamizar este cambio estructural, es necesario que el Estado haitiano se preocupe no solo del financiamiento de esa fase, sino también de las grandes directrices y programas que fortalecerán el capital humano, el capital físico de la economía y sobre todo la nueva matriz productiva.

 

4.4. Indicador de evaluación del cambio de matriz

La idea de que la tecnología es un factor clave para explicar el comportamiento de una economía, el comercio, la competitividad y el crecimiento, han sido estudiados empíricamente de distintas formas (véase, entre otros, Amendola, Dosi y Papagani, 1993; Cimoli y Correa, 2005). Uno de los problemas más ambiguos de resolver en este tipo de escenario es encontrar una variable capaz de representar adecuadamente las capacidades tecnológicas de cada país; y en el caso específico de este estudio, se recorre a un indicador para guiar a los diseñadores de políticas públicas en la evaluación del progreso tecnológico en Haití. Para fortalecer el fundamento de la matriz estructural propuesta arriba, se sugiere el llamado indicador ArCo, que capta un conjunto de externalidades que son clave no solo para avanzar en la frontera estructural (cerrando las brechas de progreso técnico y el desarrollo tecnológico), sino también para promover la difusión y adaptación de innovaciones generadas en el exterior. El indicador ArCo es la media de tres índices (aplicable para la matriz de tres etapas descritas en la tabla 2) que intervienen en su cálculo con el mismo peso (1/3). Estos índices representan tres dimensiones complementarias de las actividades tecnológicas y del potencial de aprendizaje de un país cualquiera, a saber: Ia, la infraestructura tecnológica; Ib, el desarrollo de las capacidades humanas e Ic, la creación de cada uno de estos índices, a su vez, se define como la media no ponderada de un conjunto de subíndices, y sin importar el orden de los factores y las distintas fases de la matriz. Los subíndices que componen los índices Ia, Ib e Ic se definen a continuación y pueden ser incrementados en el futuro según la realidad y la dinámica del mundo tecnológico.

  1. 1. Ia: Variables relacionadas con la infraestructura tecnológica (fase 1):
  • Cobertura de internet;
  • Cobertura telefónica;
  • Consumo de energía eléctrica.
  1. Ib: Variables relacionadas con el desarrollo de las capacidades humanas (fase 2):
  • Porcentaje de la población en edad universitaria matriculada en cursos terciarios de ciencias e ingeniería;
  • Media de años de escolaridad de la población mayor de 14 años;
  • Porcentaje de la población con capacidad de leer y escribir (definida como la capacidad de leer, escribir y entender una afirmación simple sobre la vida cotidiana).
  1. Ic: Son variables de creación de tecnología relacionadas a la fase 3 de la matriz:
  • Número de patentes per cápita;
  • Publicación de artículos científicos per cápita.

El indicador ArCo se calcula de la siguiente forma: Arco = 1/3 (Ia + Ib + Ic), dónde: Ia, Ib & Ic son las variables definidas anteriormente (Cimoli, 2005: p.56).

CONCLUSIONES

Hoy en día, la globalización hace imprescindible la competitividad a la hora de participar en el intercambio internacional, y una economía que no está atenta a los últimos cambios e innovaciones tecnológicas, se quedará ipso facto fuera del juego. Este estudio ha intentado demostrar como la especialización de un país en bienes y servicios de menor valor agregado, o simplemente con poca sofisticación tecnológica reduce su posibilidad de inserción en el intercambio mundial y como esto puede afectar negativamente a su balanza comercial, el crecimiento y el desarrollo económico.

Basándose en el análisis cuota de mercado de la matriz productiva y la aplicación de la ley de Thirlwall para la economía haitiana, se puede apreciar que sus productos son muy poco valorados en el comercio internacional. Una de las razones que explica esta situación es la carencia de ingeniería y tecnologías en su matriz productiva (ceteris paribus) como lo describen los dos rubros destacados en ciencia e innovación tecnología analizados en este trabajo.

A pesar que las asimetrías tecnológicas entre la región y los países desarrollados son más marcadas en los sectores con mayor intensidad de conocimientos, los datos empíricos han demostrado que, justo en el gran auge de la globalización, después de la década de 1990, la economía haitiana se estancó, y se alejó de los países latinoamericanos en término de crecimiento económico, que se traduce también en una brecha mucho más pronunciada a nivel global (excluyendo parte de los países africanos), que asimismo afecta el proceso de desarrollo del país.

Respecto de esta realidad, es conveniente visibilizar tres hechos a la luz de esta investigación. Primero, se suele decir que Haití es un país esencialmente agrícola, sin embargo, el país no puede asegurar la consumación interna de su población sin desequilibrar su balanza comercial por falta de capacidad industrial para transformar estos cultivos, y sus pocos productos agrícolas tampoco logran posicionarse en el exterior.

Segundo, el país no logra especializarse en algún producto o actividad económica con valor agregado, capital cognitivo y tecnología sofisticada que le ayudaría a competir en el mercado mundial y sustentar su economía. Por último, el diagnóstico de la matriz productiva de esta nación demuestra un bajo nivel de progreso técnico y de desarrollo industrial, comparándolo con sus pares en América Latina. Por consiguiente, es necesario un cambio de matriz productiva en el marco del cambio estructural que propone la CEPAL y este estudio en particular, para potenciar la productividad y el desarrollo económico de los países en la región, ya que no tiene el mismo potencial una economía que produce algún software informático o una máquina industrial que otra, cuya especialización son las frutas.

Finalmente, un análisis de fondo del sistema productivo haitiano indica que es fundamental acompañar este cambio de matriz propuesto con una institucionalidad dinámica y transparente. Quizás sería bueno transferir primero estos nuevos conocimientos a las instituciones públicas y privadas del país para llenar los vacíos institucionales existentes, y combatir esas falencias en el ámbito económico, social y ambiental.

BIBLIOGRAFÍA

BIRF y NU-CEPAL (1999). TradeCAN database and software for a Competitiveness Analysis of Nations: user guide. Washington, EE.UU.: ECLAC/World Bank.

Bonny, J.B. (2007). Liberalización comercial y producción de arroz en Haití. Observatorio de la Economía Latinoamericana (Nº87, octubre). En línea. www.eumed.net/cursecon/ecolat/ht/bjb-arroz.htm.

Cimoli, M., UN-ECLAC et al (2005). Heterogeneidad estructural, asimetrías tecnológicas y crecimiento en América Latina. Washington, EE.UU.: CEPAL/BID. En línea: http://socinfo.eclac.org/ddpe/noticias/paginas/1/13341/W35_CIMOLI.pdf.

Cimoli, M., Porcile, G., Primi, A. y Vergara, S. (2005). Proyecto El Reto de Acelerar el Crecimiento en América Latina y el Caribe BID 03/098. Cambio estructural, heterogeneidad productiva y tecnología en América Latina. En Cimoli, M. Heterogeneidad estructural, asimetrías tecnológicas y crecimiento en América Latina. Washington, EE.UU.: CEPAL/BID.

Enders, W. (2003). Applied econometric time series (2ª edición). Wiley Series in Probability and Statistics. New York, EE.UU.: John Wiley and Sons.

García Molina, M., Ruiz Tavera, J. K. et al (2008). Ley de Thirlwall y Modelo de Brechas: un Modelo Unificado. Documentos FCE (No 5), pp. 1-33.

Gilbert, R. y UN-ECLAC, Subregional Office in México (2004). Haití: antecedentes económicos y sociales. México, DF: Naciones Unidas/CEPAL, Desarrollo Económico.

Holland, M., Vieira, F. y Canuto, O. (2004). Economic growth and the balance-of-payments constraint in Latin America. Investigación económica Vol. 63 (No 247), p. p. 45-74.

Jayme, F. G. (2003). Balance of payments constrained economic growth in Brazil. Brazilian Journal of Political Economy Vol. 23 (No1), p.p 62-84.

Jayme Jr, F. G., Prates Romero, J. y Silveira, F. (2011). Brazil: structural change and balance-of-payments-constrained growth. CEPAL Review. En línea: http://repositorio.cepal.org/handle/11362/11545.

Ménard, C. y Shirley, M. M. (2013). “The contribution of Douglass North to new institutional economics”. Institutions, property rights and economic growth: The legacy of Douglass North. En línea: http://books.google.com/books?hl=en&lr=&id=rapkAwAAQBAJ&oi=fnd&pg=PA11&dq=%22that+from+the+beginning+it+was+divided+into+distinct+schools+of+thought.%22+%22or+even+part+of+NIE+that+we+do+not+have+space+to+cover+adequately+here.+These+include,+for%22+&ots=chdYlzNQv6&sig=UYjVX08FN_LjXI_Hk3Uj0YZ3hQM.

North, D. C. (1993). Instituciones, cambio institucional y desempeño económico. México, DF: Fondo de Cultura Económica.

NU-CEPAL. (2007). 1.División de Desarrollo Productivo y Empresarial, IDRC, y Proyecto Reestructuración Industrial, Innovación y Competitividad Internacional en América Latina, Fase II. Progreso técnico y cambio estructural en América Latina y el Caribe. Documentos de Proyectos. Santiago de Chile: CEPAL.

NU-CEPAL. 7. División de Desarrollo Productivo y Empresarial, Secretaría General Iberoamericana (2009). Innovar para crecer: desafíos y oportunidades para el desarrollo sostenible e inclusivo en Iberoamérica. Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, 30 noviembre-1 diciembre, Estoril. Cimoli, M. (Ed.). Santiago de Chile: CEPAL/SEGIB.

NU-CEPAL. 8. División de Desarrollo Social, Alemania. Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (2013), Proyecto “Strengthening social protection” (ROA/149-7) y Proyecto “Strengthening regional knowledge networks to promote the effective implementation of the United Nations development agenda and to assess progress” (ROA 161-7). Lamaute-Brisson, N. (Ed.) Social protection systems in Latin America and the Caribbean: Haiti. Documentos de Proyectos. Santiago de Chile: ECLAC.

NU-CEPAL (2012). 4.Cambio estructural para la igualdad: una visión integrada del desarrollo. Trigésimo cuarto período de sesiones de la CEPAL, 27-31 agosto, San Salvador. Síntesis. Santiago de Chile: CEPAL.

NU-CEPAL (2012). 5. Los países de renta media: un nuevo enfoque basado en brechas estructurales. Santiago de Chile: CEPAL.

NU-CEPAL (2001). 6. Países Bajos. Gobierno y Proyecto Crecimiento, Empleo y Equidad: América Latina en los Años Noventa HOL/97/6034. Reformas, crecimiento y políticas sociales en Chile desde 1973. Ffrench-Davis, R. y Stallings, B. (Eds.) Colección Ciencias Sociales. Santiago: CEPAL/Lom.

NU-CEPAL (2011). Espacios iberoamericanos: hacia una nueva arquitectura del Estado para el desarrollo. 16-17 noviembre, Cádiz. Secretaría General Iberoamericana y Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Santiago de Chile: CEPAL/SEGIB.

NU-CEPAL (2012). Espacios iberoamericanos: La inversión extranjera, Oportunidades para impulsar una relación renovada. Pérez Ludeña, M., Santoleri, P., Sossdorf, F. y Stumpo, G. (Eds.) Santiago de Chile: CEPAL/SEGIB.

NU-CEPAL (2013). La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe, informe 2012. La Inversión Extranjera en América Latina y el Caribe. Informe. Unidad de Inversiones y Estrategias Empresariales. Santiago de Chile: CEPAL.

Romer P. (1990). “Endogenous Technological Change”. The journal of Political Economy, Vol. 98 (Nº5), part 2: The Problem of development: A Conference of the institute for the Study of Free Enterprise Systems. pp. S71-S102.

Setterfield, M. (2012). “The remarkable durability of Thirlwall’s Law”. Models of Balance of Payments Constrained Growth: History, Theory and Empirical Evidence (Nº 83).

  1. El proyecto LA-KLEMS es la apertura hacia América Latina del proyecto WORLD-KLEMS y tiene como principal objetivo analizar la productividad económica, la creación de empleo, la formación de capital y el cambio tecnológico en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú.
  2. LDC, por sus siglas en inglés. Según la definición utilizada en las Naciones Unidas, son aquellos países que muestran los indicadores socioeconómicos más bajos, especialmente basados en el Índice de Desarrollo Humano (IDH).
  3. El modelo de crecimiento limitado por la balanza de pagos de Thirlwall, a menudo llamado el multiplicador de dinámico de Harrod.
  4. La base oficial de datos de comercio mantenida por la oficina de Estadística de las Naciones Unidas. Los datos brutos tomados son los valores en dólares corrientes de las importaciones anuales, por rubro y país de origen, como son informados por cada uno de los países importadores, en la Clasificación Uniforme para el Comercio Internacional (CUCI).
  5. Mar caribe que acoge a dos Estados soberanos, la República de Haití y la República Dominicana.
  6. Estados Unidos constituye un ejemplo de esta trayectoria. En la década de 1890, durante la segunda Revolución Industrial, el 35% del empleo total se registraba en el sector industrial y el 30% correspondía a servicios. Para fines de la década de 1960, el empleo en la industria alcanzaba al 40%. Posteriormente, tras la irrupción de la tercera Revolución Industrial, en los años de 1970, la industria solo era responsable de alrededor del 20% del empleo total (Leeds, 1917; Gordon, 2014).
  7. Instituto Haitiano de Estadística y de Informática, por su sigla en francés.
  8. Informe anual del Banco de la República de Haití (BRH) 2005.
  9. La relación entre la participación de los sectores dinámicos y no dinámicos en las exportaciones totales relativas a la misma participación mundial.
  10. El término cuatro tigres o dragones asiáticos se refiere a los nuevos países industrializados localizados en Asia (Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán), y que entre 1960 y 1990 mantuvieron altas tasas de crecimiento económico y de industrialización.