Artículo Volumen 12, n.º 1, 2024

El mundo en transición: reflexiones sobre los desafíos globales frente a las urnas en 2024

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Leonardo Gatica Villarroel, Paola Aceituno Olivares

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El año 2024 se presenta como un periodo clave, marcado por elecciones en más de 70 países y una creciente tensión en los conflictos internacionales. Con más de 4.000 millones de personas acudiendo a las urnas, desde Estados Unidos hasta India, 2024 promete ser un año electoral sin precedentes.

Esta prueba de estrés para la democracia, seguramente, subrayará las grietas en el orden internacional, donde la imprevisibilidad es protagonista. En esta línea, la cantidad de procesos democráticos avizorados no es garantía de su calidad ni del respeto por los resultados, encontrándonos, por tanto, expectantes ante posibles sucesos, como las confirmaciones de autocracias y las posibles apariciones de contratendencias a los movimientos que marcadamente avanzaron hacia un solo sector durante los últimos años.

Elecciones y países para el año 2024

Pero las múltiples elecciones no son la única puesta a prueba para la democracia, pues esta tiene a su vez otras amenazas; por ejemplo, el lado oscuro de la Inteligencia Artificial (IA) y la manipulación informativa de las redes sociales. Estas herramientas se han convertido en instrumentos que, en manos equivocadas, amplifican la desinformación y erosionan la confianza pública, influyendo en las decisiones ciudadanas.

Por otro lado, el mundo concentra actualmente el mayor número de conflictos activos desde la Segunda Guerra Mundial. Regiones como Gaza, Ucrania, Sudán y Yemen son epicentros de crisis humanitarias y geopolíticas. La incapacidad de los organismos internacionales para mediar eficazmente, se agrava ante intereses polarizados de potencias tradicionales y emergentes.

Otros puntos globales amenazantes de manera constante son el cambio climático y la transformación digital, que continuarán siendo motores de cambio y fuentes de desigualdad e inseguridad humana. Lo anterior puede profundizarse si las tendencias políticas que conquisten las urnas, tienden a desconocer las sendas de la lucha contra el cambio climático, desestimando sus causas, y aceleran la carrera por alcanzar significativos avances en la IA, aprovechando la debilidad y/o la inexistencia de las normas que la regulen.

Las economías emergentes en 2024, seguirán enfrentando estos y otros desafíos globales de acuerdo con las sensibilidades políticas que pueden clavar sus banderas de manera permanente o cambiar los colores de forma exacerbada. En ese escenario, nuestro país enfrentará el desafío de adaptarse y anticiparse a estas transiciones, en un contexto de crecimiento debilitado y condiciones financieras adversas. La fortaleza del dólar y el enfriamiento económico en China, son señales inequívocas de que son necesarias respuestas coordinadas y equitativas.

Para navegar este entorno complejo, es vital fortalecer las instituciones democráticas, fomentar la cooperación internacional y garantizar que las transiciones tecnológicas y climáticas sean vistas con miradas de largo plazo, sorteando los vaivenes de la política. Solo así podremos avanzar hacia un mundo más justo y resiliente, capaz de enfrentar los desafíos que definen nuestro presente y moldearán nuestro futuro.