RESUMEN
El objetivo del estudio fue identificar aspectos clave para la gestión comunitaria del agua en Itatí, Corrientes, entre 2015 y 2024, involucrando a agricultores familiares de la Mesa de Producción. Participaron familias de Ibiraí Oeste, Ibiraí Este, La Palmira y Guayú, muchas lideradas por mujeres, que enfrentan limitaciones estructurales. A través de una investigación-acción participativa, se identificaron problemas en la captación y calidad del agua: el 69% de las familias pertenecía a una red comunitaria, el 15% tenía reservas y el 31% sufría contaminación. Se llevaron a cabo seis proyectos de inversión, siete módulos demostrativos y más de 97 capacitaciones. El 82% de los participantes notó mejoras en la gestión colectiva del agua, facilitando el acceso y reduciendo tensiones sociales. Fortalecer la cooperación entre gobiernos, ONG y comunidades mediante metodologías participativas es clave para un desarrollo inclusivo y efectivo.
ABSTRACT
The aim of the study was to identify key for water community-based and sustainable management in Itatí, Corrientes, between 2015 and 2024, working with family farmers from Mesa de Producción. Families from Ibiraí Oeste, Ibiraí Este, La Palmira, and Guayú participated, many led by women, facing structural limitations. Through a participatory action research process, problems in water capture and quality were identified: 69% of families belonged to a community network, 15% had reserves, and 31% suffered from contamination. Six investment projects, seven demonstration modules, and over 97 training sessions were conducted. 82% of participants noticed improvements in collective water management, facilitating access and reducing social tensions. Strengthening cooperation among governments, NGOs, and communities through participatory methodologies can be key to inclusive and effective development
RESUMO
O objetivo do estudo foi identificar aspectos chave para a gestão comunitária da água em Itatí, Corrientes, entre 2015 e 2024, envolvendo agricultores familiares que participam da produção. Participaram famílias de Ibiraí Oeste, Ibiraí Este, La Palmira e Guayú, muitas lideradas por mulheres, que enfrentam limitações estruturais. Através de uma pesquisa-ação participativa, foram identificados problemas na captação e qualidade da água: 69% das famílias pertenciam a uma rede comunitária, 15% tinham reservas e 31% sofriam de contaminação. Foram realizados seis projetos para investimento, sete módulos demonstrativos e mais de 97 capacitações. 82% dos participantes notaram melhorias na gestão coletiva da água, facilitando o acesso e reduzindo tensões sociais. Fortalecer a cooperação entre governos, ONGs e comunidades por meio de metodologias participativas é fundamental para um desenvolvimento inclusivo e efetivo.
INTRODUCCIÓN
El acceso al agua es fundamental para el desarrollo sostenible de las sociedades, la producción de alimentos y la soberanía alimentaria. En las zonas rurales, el acceso al agua y su variedad de usos están estrechamente vinculados con el desarrollo y la pobreza. Por lo tanto, es crucial promover y concienciar sobre la contribución del acceso al agua en la reducción de la pobreza, a través de una colaboración entre gobiernos, ONG y organizaciones de la sociedad civil, con el objetivo de mejorar la gestión del agua (Soussan et al., 2006).
La Agricultura Familiar es un sector particularmente vulnerable, enfrentando dificultades en el acceso a infraestructura, recursos económicos limitados y tecnologías apropiadas para la captación y aprovechamiento del agua. La variabilidad climática impacta directamente en la disponibilidad y calidad del agua, lo que hace fundamental implementar estrategias integrales para la seguridad hídrica (Landa et al., 2011).
En el noroeste de Corrientes, la problemática del agua involucra aspectos como el acceso, su calidad para consumo y para la producción, y su aprovechamiento a nivel predial. Muchos agricultores familiares acceden de manera restringida al agua, utilizándola indistintamente para consumo domiciliario y productivo, lo que incrementa los riesgos de contaminación y degradación del recurso (Paredes et al., 2024), aspectos relacionados con su vulnerabilidad que refuerzan la idea de la necesidad de un ordenamiento planificado del territorio (Ojeda, 2017). El sector, en Corrientes, no cambió su estructura esencial de elaboración de alimentos primarios desde el núcleo familiar para satisfacer necesidades básicas y vender el excedente, de allí que resulta necesario que no se vea a la Agricultura Familiar como vulnerable y necesitada de ayuda, sino que se reconozca su capacidad de producción sostenible como unidad económica (Bordas, 2015).
Itatí, por su parte, se presenta como un sistema complejo en el que interactúan factores naturales y humanos, lo que es fundamental para comprender la percepción y uso del agua por parte de las comunidades locales (Valenzuela, 2014). Sin embargo, la ciudad enfrenta una alta vulnerabilidad a inundaciones, lo que subraya la necesidad de una gestión adecuada del agua que promueva su uso sostenible y la protección de los ecosistemas ribereños. Además, surgen conflictos territoriales debido a la urbanización y actividades productivas como el turismo y la agricultura, que impactan en la calidad y disponibilidad del agua, reflejando las tensiones entre desarrollo económico y conservación ambiental (Burns Pietrantueno, 2019; Paredes et al., 2024).
La gestión comunitaria del agua se ha analizado desde diferentes perspectivas epistemológicas. Autores afirman que la gobernanza del agua se construye a partir de las relaciones y entrelazamientos cotidianos entre humanos, animales, plantas y elementos, lo que determina cómo se conceptualiza y gestiona el agua en diferentes contextos (Bocarejo Suescún, 2018). Al reconocer la complejidad de estas interacciones, propone que la gobernanza del agua no debe limitarse a abstracciones institucionales, sino que debe incluir las voces y experiencias locales para fomentar una gestión más inclusiva y efectiva.
Otros autores sostienen que la gobernanza del agua es crucial para enfrentar los desafíos en el sector del agua en entornos conflictivos, no solo para restaurar los medios de vida y el bienestar humano básico, sino también para apoyar el desarrollo sostenible y abordar problemas emergentes (Bocarejo Suescún, 2018; Bruch et al., 2020). Por otra parte, experiencias recientes afirman que la gobernanza a nivel regional y la colaboración externa pueden mejorar los resultados en la calidad del agua, en comparación con la colaboración voluntaria (Bitterman y Koliba, 2020). Los autores afirman que la asignación de fondos y la creación de capacidades administrativas son esenciales para el diseño de políticas efectivas y el cumplimiento de las normativas de calidad.
En consonancia con estos autores, experiencias destacan la necesidad de fortalecer la gestión comunitaria del agua, promoviendo la equidad en el acceso y el reconocimiento de los derechos de las poblaciones rurales, así como la implementación de políticas que integren las tradiciones locales y fomenten la sostenibilidad del recurso hídrico (Delgado-García et al., 2017). Experiencias regionales indican que los residentes a menudo implementan soluciones colectivas para gestionar el acceso al agua, lo que demuestra la resiliencia y capacidad organizativa de las comunidades frente a la adversidad (Brites y Avalos, 2020).
Las organizaciones comunitarias son organizaciones sin fines de lucro, conformadas por los habitantes de una localidad rural, cuyo objetivo es facilitar el acceso a mejoras en la calidad de vida a sus miembros. En el caso del acceso al agua, las formas de gestión son muy variables en función de las capacidades de funcionamiento internas, las realidades sociales y culturales de la comunidad y sus condiciones de formalidad o informalidad (Nicolas-Artero, 2016; Bocarejo Suescún, 2018; Bruch et al., 2020).
La investigación acción participativa se presenta como una opción para fomentar la participación de los miembros de la comunidad, organizaciones e investigadores para abordar las desigualdades existentes (Israel et al., 1998). El reconocimiento de la comunidad como una unidad de identidad facilita la colaboración y el aprendizaje colectivo. En este proceso, la puesta en común es una condición que posibilita el diálogo para la crítica, donde las personas se ven a sí mismas como sujetos capaces de transformar el mundo y de tomar conciencia acerca de esta relación que establecen con los demás y con los objetos del mundo natural y social (Freire, 1973). Por otra parte, estos procesos requieren de tiempo para analizar la distribución de poder y recursos, llevar a cabo la educación comunitaria y dar seguimiento a las implicaciones políticas que puedan resultar de las acciones comunitarias (Freire, 1973; Lynn, 2000).
Así, un cambio en la forma de entender la gobernanza, enfatizando la importancia de las prácticas locales y las relaciones interpersonales en la toma de decisiones sobre el agua, podría enriquecer las políticas públicas y mejorar los resultados en la gestión hídrica (Bruch et al., 2020).
En este trabajo se analiza la organización social de la Mesa de la Producción de Itatí, y se exponen los resultados del análisis de las acciones orientadas al acceso al agua en el ámbito rural y periurbano. Se plantea que es posible identificar los aspectos prioritarios para transitar hacia la gestión comunitaria del agua en forma sostenible, a través del análisis de un proceso grupal abordado de manera participativa.
El objetivo del trabajo fue analizar las actividades realizadas en el marco de la Mesa de la Producción de Itatí para la gestión del acceso al agua de los agricultores familiares del norte de Corrientes, durante el período 2015-2023.
1. METODOLOGÍA
1.1. Diseño de la experiencia
Para alcanzar los objetivos planteados, se llevó a cabo una investigación-acción participativa (Israel et al., 1998), que incluyó diversas instancias simultáneas y complementarias. Estas instancias incluyeron:
– Diagnósticos participativos: actualización de la problemática del acceso al agua; implementación de métodos apropiados para el sector agrícola familiar.
– Gestión de recursos: coordinación para la ejecución de obras relacionadas con el acceso al agua.
– Capacitación: formación de los diferentes actores involucrados en la gestión del agua.
– Articulación interinstitucional: colaboración con diversas organizaciones e instituciones.
– Sistematización y análisis de las experiencias: registro y análisis de las actividades realizadas.
1.2. Formación del grupo de trabajo
Desde marzo de 2015 hasta la actualidad se trabaja en conjunto con organizaciones e instituciones de la Agricultura Familiar en Itatí, Corrientes, con el objetivo de fortalecer los procesos comunitarios de gestión del agua. Se identificaron espacios comunitarios y actores interesados en colaborar, incluyendo técnicos de instituciones locales.
La Mesa de la Producción de Itatí, constituida en 2005, sirvió como un espacio interinstitucional representativo. Este grupo está conformado por diversas organizaciones de la sociedad civil con acciones en el municipio homónimo (Figura 1), como la Comisión Vecinal del Paraje La Palmira, la Asociación Provincial de Pequeños Productores de Corrientes (Apppc), la Municipalidad de Itatí, la Feria Franca Virgen de Itatí, Feria Franca Itatí, Comisión Vecinal del Paraje Guayú, representantes del Barrio Ibiraí (este y oeste) y Bomberos de Itatí. A través de este espacio, se realizó un diagnóstico participativo sobre la situación de acceso al agua y se analizaron las acciones de mejora.
1.3. Identificación de los problemas
La primera etapa del proceso consistió en convocar a la comunidad y a actores clave para identificar y definir los problemas relacionados con el acceso al agua. Se llevaron a cabo reuniones mensuales y/o semanales según temática, talleres y entrevistas a grupos focales.
Estas actividades permitieron obtener información consistente de informantes directos (involucrados) y permitir detectar la problemática y jerarquizar junto con los actores las áreas prioritarias y principales urgencias hacia donde se debían orientar las propuestas de mejora.
Las dimensiones de análisis incluyeron los siguientes aspectos: acceso al agua: disponibilidad, necesidades y uso (doméstico y productivo); calidad del agua: percepción de los usuarios y revisión de antecedentes (análisis físico, químico y microbiológico); análisis de la infraestructura disponible: deficiencias en obras de captación, almacenamiento y mantenimiento. Con la información relevada se elaboraron mapas y croquis para facilitar la interpretación de los datos y la toma de decisiones.
1.4. Planificación de acciones
Una vez identificados los problemas, se delinearon líneas prioritarias y se establecieron cronogramas de trabajo por comunidad. El proceso de cocreación de respuestas se realizó mediante un mapeo de los problemas y soluciones. Se organizaron talleres (Bitterman y Koliba, 2020) donde los participantes identificaron y priorizaron los problemas más relevantes. A través de dinámicas grupales, se generaron ideas a partir de la identificación de relaciones y prioridades. Posteriormente, se evaluaron las propuestas de solución mediante el método de consenso, buscando que las decisiones reflejaran el interés colectivo.
1.5. Análisis de la información
Para analizar la información recolectada, se llevaron a cabo talleres participativos (Freire, 1973) que involucraron a los miembros de la comunidad en la interpretación de los resultados y en la elaboración de propuestas de acción. Se realizó un mapeo descriptivo de las situaciones problemáticas relacionadas con el acceso al agua, utilizando un muestreo de núcleos familiares seleccionados como casos representativos (Figura 2).
Además, se realizaron entrevistas semiestructuradas con referentes de la comunidad para abordar temas como calidad de vida y hábitat.
Para evaluar la calidad del agua se emplearon metodologías estándar (Zamora Gómez y Prieto Garra, 2016), recolectando muestras de agua de 64 fuentes pertenecientes a 49 sistemas productivos de agricultores familiares. Los muestreos se llevaron a cabo según los estándares establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018) y organismos locales (SAGyP. 2023).
La documentación de las actividades se realizó mediante libros de actas, informes en redes sociales de la comunidad y cuadernos de registros, lo que permitió un seguimiento sistemático de la ejecución de las acciones.
2. RESULTADOS
2.2. Mapeo de experiencias de acceso al agua
La información generada durante las distintas etapas del estudio fue sistematizada en tablas y mapas temáticos. Los resultados se analizaron específicamente para cada localidad involucrada, permitiendo identificar las mejores opciones de resolución para los problemas detectados para cada situación (Figura 3).
La Comisión Vecinal del pasaje La Palmira agrupa a aproximadamente 224 familias de agricultores que han logrado organizarse para gestionar un proyecto de acceso al agua desde 1999. Este proyecto incluyó una perforación a 40 m de profundidad y un tanque de 10.000 L. El consumo promedio en esta comunidad varía entre 20-25 L/persona/día, incrementándose a 65-85 L/persona/día para aquellos que disponen de tanques de reserva. Sin embargo, la comunidad ha enfrentado problemas >técnicos con la perforación inicial, lo que llevó a su clausura y a la realización de una nueva perforación a 22 m. A pesar de que el acuífero proporciona los caudales necesarios, el crecimiento poblacional y la falta de regularidad en el llenado del tanque comprometen el abastecimiento general.
Las comisiones vecinales de Ibiraí oeste y este están compuestas por pobladores rurales que habitan en las riberas del río Paraná y se organizan bajo el liderazgo de mujeres locales, siendo aproximadamente 30 y 37 familias respectivamente. Estas comisiones gestionan diversas necesidades comunitarias, como el acceso al agua, la mejora de caminos y la vivienda. En Ibiraí Oeste se ha implementado un sistema de abastecimiento de agua que beneficia a 25 familias mediante una perforación y un tanque de almacenamiento, con una tarifa de mantenimiento mínima mensual. Sin embargo, cinco familias aún no tienen acceso a la red de distribución y dependen del suministro de vecinos. El consumo promedio de agua es de 24 L/persona/día, cifra que se encuentra por debajo de los estándares recomendados por la FAO, lo que indica una insuficiencia en el abastecimiento.
En el área periurbana de la ciudad (inmediaciones de Itatí), siete familias productoras manifestaron dificultades para el acceso al agua, principalmente debido al empleo de la red de agua municipal para uso en la producción. Los relevamientos de fuentes de agua de predios cercanos realizadas por las propias familias mostraron la factibilidad de realizar perforaciones poco profundas para acceder al agua para la producción.
En el caso del pasaje Guayú, se identificaron 23 familias de agricultores familiares que realizan ganadería menor como principal actividad, producción de ladrillos y agricultura extensiva de cultivos criollos (maíz, mandioca, etc.). De ellos, solo tres familias disponen de perforaciones, dos cuentan con pozo de balde y el resto se abastece del río Paraná. En ningún caso realizan tratamientos especiales al agua de consumo.
2.3. Identificación de áreas de mejora en el acceso y aprovechamiento del agua
Durante el diagnóstico se identificaron deficiencias significativas en la captación y almacenamiento de agua, así como en el mantenimiento de infraestructuras. Se encontraron perforaciones poco profundas (entre 16 y 18 m) con caudales limitados (1500 L/h), y en 13 casos, estas perforaciones eran compartidas entre productores y familias. Esta situación, junto con la falta de obras adecuadas, llevó a muchas familias a depender de cursos de agua cercanos o de la red comunitaria para sus necesidades productivas.
Solo el 15% de los casos analizados contaban con estructuras de reserva de agua, lo que genera una alta dependencia de factores externos como el clima y la electricidad. En el ámbito de la producción, se observó que la mayoría de los agricultores carecía de estructuras adecuadas para optimizar el uso del agua, lo que resultaba en un riego manual ineficiente. Aproximadamente el 94% de los agricultores utilizaban mangueras para el riego, con una eficiencia estimada del 45%, en comparación con el 95% que se podría alcanzar con sistemas de goteo.
A pesar de una precipitación anual promedio de 1250 mm, ninguno de los productores implementaba sistemas de captación de agua de lluvia, lo que podría aliviar la presión sobre la red de agua potable y proporcionar una fuente adicional de agua de calidad.
2.4. Implementación de prácticas de manejo del agua en la producción
Se implementaron siete módulos demostrativos de tecnologías de captación y aprovechamiento del agua, así como de cultivos alternativos y tradicionales, como frutilla, mandioca y maíz amarillo. Estas prácticas fueron conducidas en conjunto con los agricultores, y se sistematizaron para facilitar su adopción futura.
En cada módulo se trabajó junto a la familia en la incorporación de prácticas accesibles para el cuidado del agua, mantenimiento de las instalaciones de reserva (limpieza y desinfección) y en el aprovechamiento en la producción primaria. Luego, cada familia realizó al menos dos reuniones con su comunidad, para socializar lo implementado, haciendo énfasis en las mejoras obtenidas por su aplicación en sus predios y en las dificultades que debieron enfrentar.
2.5. Gestión de recursos para la implementación de tecnologías
Se ejecutaron seis proyectos destinados a la adquisición de insumos, equipamiento y herramientas (tanques de agua, motobombas, cañerías, cintas de riego, etc.). Además, se accedió a herramientas de financiamiento para proyectos productivos que incluyeron materiales de propagación y otros insumos agrícolas. La capacitación se dirigió a los beneficiarios directos (comunidad, productores y técnicos), generando también nuevas capacidades en el equipo técnico.
2.6. Gestión de la calidad del agua
La mayoría de los productores y familias accede a fuentes de agua cuya calidad es desconocida, ya que no se realizaron análisis microbiológicos ni fisicoquímicos. Se observó que el 69% de las familias tenía acceso a una red de agua comunitaria, aunque los registros de calidad estaban desactualizados.
De las muestras analizadas, el 31% presentó valores menores a 3 NMP para bacterias coliformes totales por 100 mL, mientras que el 69% restante superó este valor. De este último grupo, el 28,6% superó el límite de 1100 coliformes totales por 100 mL. Solo una muestra dio positivo para Escherichia coli, mientras que el 21,4% dio positivo para Pseudomonas aeruginosa y el 38,1%
para Enterococcus y Estreptococcus fecales. Los resultados indican un elevado riesgo sanitario de las aguas destinadas para consumo humano.
Para mitigar estos riesgos, se gestionó la adquisición e instalación de tres equipos dosificadores de cloro y se realizaron tres capacitaciones sobre alternativas para el tratamiento domiciliario de agua para uso con fines múltiples. En ellas se identificaron junto a las familias las prácticas más fácilmente apropiables para el tratamiento del agua.
En cuanto a la calidad fisicoquímica, el total de las muestras presentó valores admisibles para el consumo humano de cloruros y sulfatos. Todas las muestras registraron valores de dureza total inferiores a 400 mg CaCO3 L-1; sin embargo, el 38,1% se clasificó como aguas blandas o moderadamente duras, y el 61,9% como duras y muy duras. Solo el 4,8% de las muestras presentó valores de alcalinidad superiores a los admisibles.
Se identificaron problemas de contaminación con nitratos en el 28,6% de las muestras, excediendo el límite de 10 mg N-NO-3 L-1; el 4,8% mostró valores de nitrito mayores a 0,10 mg L-1, y el 9,5% presentó valores de amonio superiores a 0,2 mg L-1, lo que sugiere una degradación incompleta de la materia orgánica, posiblemente debido a la filtración de aguas residuales u otros residuos orgánicos.
Respecto de la calidad fisicoquímica del agua, el promedio de sólidos disueltos totales fue de 250,6 mg L-1, clasificando las muestras como aguas dulces. Según los datos obtenidos, el 45,3% de las muestras se clasificaron como aguas de baja salinidad (C1), con mínimos riesgos de salinización; el 47,6% como moderada salinidad (C2); el 4,7% como media (C3) y solo el 2,4% como alta. Los niveles de sodio son bajos (S1), con un promedio de RAS de 0,56 (Ayer y Wescot, 1985).
En general, el 95,2% de las observaciones se clasificó como de calidad excelente y buena, considerando el porcentaje de sodio soluble, mientras que el 4,8% se clasificó como de calidad permisible o dudosa. Estos resultados resaltan la necesidad de continuar con las acciones de monitoreo y mejora de la calidad del agua en la comunidad.
A continuación, se presenta un resumen de las acciones ejecutadas, los indicadores trabajados y los efectos identificados (Tabla 1).
2.7. Retroalimentación
En las diferentes instancias de taller, trabajo en grupo, gestión colectiva y ejecución de obras, se dieron momentos para la evaluación en proceso de las metodologías empleadas, las estrategias aplicadas y sobre los resultados (parciales y finales) de la ejecución de actividades.
3. DISCUSIÓN
La experiencia de análisis de la labor de la Mesa de Producción de Itatí resalta la relevancia de la cogestión del agua en comunidades rurales, evidenciando la capacidad de estas organizaciones para generar aprendizajes significativos en la gestión hídrica. Las diversas realidades en las comunidades estudiadas requieren una mirada individualizada, ya que cada una presenta modelos únicos de organización y gestión del agua, reflejando sus particularidades culturales, sociales y económicas. Esto subraya la necesidad de implementar una gestión integrada de recursos hídricos, entendida como un proceso que promueve el manejo coordinado del agua, la tierra y los recursos relacionados. Según experiencias previas (Soussan et al., 2006), esta acción busca maximizar el bienestar social y económico de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas (GWP, 2000).
Los resultados de este estudio corroboran la importancia de fortalecer las organizaciones comunitarias como vehículos para mejorar el acceso al agua (Landa et al., 2011). La sistematización de la información y su acceso han permitido un análisis conjunto con los miembros de la comunidad, facilitando una comprensión más clara de las problemáticas y de las posibles acciones por implementar.
Por otra parte, a pesar de no haberse identificado problemas graves en las propiedades químicas del agua, la calidad microbiológica ha sido motivo de preocupación, especialmente en casos que superaron los valores admisibles (OMS, 2018). Esto resalta la necesidad de continuar con la educación y sensibilización sobre la gestión del agua, promoviendo prácticas para el uso de agua segura y de calidad. La inclusión de las voces y experiencias locales resultó fundamental para fomentar una gestión más inclusiva y efectiva, tal como se expresa en experiencias previas (Bocarejo Suescún, 2018).
Las deficiencias en la infraestructura existente y las prácticas de manejo del agua poco eficientes destacan la necesidad de adoptar tecnologías adecuadas y fomentar prácticas que optimicen su uso, tal como fue observado en estudios previos (Paredes et al., 2024). El aprendizaje colectivo ha permitido a las comunidades identificar y priorizar problemas, promoviendo un enfoque participativo en la búsqueda de soluciones. Este enfoque no solo permite documentar las condiciones actuales, sino que también identifica áreas de intervención y mejora en la gestión del agua en contextos vulnerables (Israel et al., 1998; Bocarejo Suescún, 2018; Bitterman y Koliba, 2020).
La gobernanza del agua es crucial para enfrentar los desafíos en el sector hídrico, especialmente en entornos conflictivos (Bruch et al., 2020). Las experiencias recientes indican que la colaboración externa y la asignación de recursos son esenciales para mejorar la calidad del agua y la eficacia de las políticas públicas (Bitterman y Koliba, 2020). Este trabajo proporciona un marco para entender cómo las organizaciones comunitarias pueden desempeñar un papel central en la gestión del agua, no solo como beneficiarias, sino como actores activos en la toma de decisiones que afectan su entorno. La articulación entre diferentes actores, incluidos productores, técnicos y organizaciones no gubernamentales, ha sido esencial para el desarrollo de prácticas sostenibles que mejoren el acceso y uso del agua.
Es fundamental continuar con el acompañamiento técnico y la gestión de financiamiento para implementar mejoras en la infraestructura hídrica. Las asociaciones civiles que han surgido en torno a la gestión del agua son un testimonio del interés y la movilización de la sociedad civil, apoyadas por instituciones tecnológicas que buscan establecer un espacio de gobernanza inclusivo. A través de metodologías participativas, se ha logrado fomentar la confianza y utilizar mecanismos de participación que ofrecen alternativas a la gestión convencional proporcionada por el estado municipal.
A pesar de los avances en la construcción de obras de captación, distribución y reserva de agua, es necesario mejorar estas políticas mediante un reconocimiento normativo que potencie la gestión comunitaria. Este enfoque no solo facilitaría el mantenimiento de los sistemas de agua, sino que también aseguraría su sostenibilidad a largo plazo. El aprendizaje colectivo y la capacidad de adaptación de las comunidades son fundamentales para enfrentar los desafíos futuros en la gestión del agua, contribuyendo así al desarrollo integral de las comunidades rurales y a la promoción de la soberanía alimentaria.
La implementación de prácticas de manejo del agua y la capacitación de los actores locales fueron esenciales para encaminar el proceso hacia una gestión hídrica sostenible. Como se indica en los resultados, la capacitación ha permitido a las comunidades adquirir nuevas habilidades y conocimientos que, si se aplican correctamente, pueden mostrar un camino para la gestión del agua en la región. Este enfoque participativo y colaborativo, tanto en la identificación de los problemas como en los procesos para atenderlos resultó clave para abordar las desigualdades existentes y promover un acceso equitativo al agua (Lynn, 2000).
4. CONCLUSIONES
El trabajo ha permitido avanzar significativamente en la gestión del acceso al agua para los agricultores familiares de Itatí, Corrientes. A través de un enfoque de investigación-acción participativa, se lograron identificar las principales problemáticas relacionadas con el acceso y la calidad del agua, así como las necesidades específicas de las comunidades involucradas. Este proceso ha facilitado la creación de un diagnóstico accesible para los involucrados que informa sobre las condiciones actuales y las áreas que requieren atención prioritaria.
A pesar de los desafíos estructurales que enfrentan las comunidades, han mostrado una notable capacidad de organización y resiliencia. Se implementaron prácticas de manejo del agua que no solo optimizan su uso, sino que también promueven la sostenibilidad a largo plazo. Las acciones realizadas han empoderado a los actores participantes, permitiéndoles adquirir habilidades que son fundamentales, tanto para el acceso, como para el mantenimiento de los sistemas de agua y la promoción de prácticas agrícolas más eficientes entre los miembros de sus comunidades.
Además, la colaboración interinstitucional y el fortalecimiento de las organizaciones comunitarias han sido clave para mejorar el acceso al agua. Estas alianzas han permitido la implementación de proyectos que abordan las necesidades específicas de cada comunidad, demostrando que una gestión hídrica efectiva requiere de la participación activa de todos los actores involucrados. La inclusión de las voces locales en la toma de decisiones ha enriquecido el proceso y ha fomentado un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida.
Finalmente, el enfoque participativo propuesto en este trabajo ha demostrado ser un modelo adecuado para abordar las desigualdades en el acceso al agua. La sistematización de experiencias y el aprendizaje colectivo han establecido un camino hacia una gestión más equitativa y sostenible del recurso hídrico.
5. AGRADECIMIENTOS
Nuestro más sincero agradecimiento a todas las familias de las comunidades de Ibiraí Oeste, Ibiraí Este, La Palmira y Guayú, así como a la Mesa de Producción de Itatí y a los representantes de las Comisiones Vecinales, por su participación y compromiso. Se agradece también a los técnicos y responsables de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que hicieron posible este proyecto.
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